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Monti alerta a los italianos contra el «populismo y las promesas irreales»
Ataca a Berlusconi mientras afirma, para calmar a Bruselas, que cualquier nuevo Gobierno respetará sus compromisos con la UE
ROMA. Actualizado: GuardarLa crisis política de Italia, tras el retorno de Silvio Berlusconi, la inminente dimisión de Mario Monti y las elecciones anticipadas a febrero, ha vuelto a asustar a Europa. Se mezcla el estupor por la reaparición del magnate -'El retorno de la momia', titulaba un diario francés-, el temor a que pueda llegar a ganar, aunque los sondeos lo pongan imposible, y sobre todo que Italia se salga del guión económico marcado por la UE.
La Bolsa de Milán se hundió ayer un 2,2% y fue la peor de Europa, y la prima de riesgo se disparó hasta los 351 puntos, 28 puntos más que el viernes, 70 más desde que Berlusconi dijo el miércoles que volvía. Parecen reacciones rutinarias o inercias descontroladas, pues poco ha cambiado desde la semana pasada. Que Monti haya anunciado su dimisión cuando se aprueben los presupuestos solo adelanta un mes las elecciones, y es casi mejor, reduce el tiempo de incertidumbre. Los comicios serán el 17 o el 24 de febrero, confirmó Interior.
«Entiendo la reacción de los mercados, pero no hay que dramatizar», dijo Monti en Oslo, donde acudió a la entrega del premio Nobel de la Paz a la UE. Aseguró que no hay que temer un «vacío de poder» y que Italia tendrá un Gobierno «muy responsable con los compromisos adquiridos con Europa». No obstante, no se resistió a darle un palo a Berlusconi, con quien empieza a quitarse la careta diplomática. Hablando hacia casa, previno contra «derivas populistas sobre la política económica en la campaña electoral», así como de «mistificaciones y promesas irreales». Es un retrato de 'Il Cavaliere', que ya habla mal de Monti, de sus reformas, de los impuestos, del euro y de un Gobierno sometido a Angela Merkel. «Los ciudadanos no son tontos», le avisó el primer ministro.
Berlusconi definió anoche en una nota como «ofensivas», no tanto para él como para los italianos, las «reacciones excitadas y fuera de lugar de algunos políticos europeos y medios extranjeros» al anuncio de su regreso. «Soy un europeísta convencido», replicó a lo que ve como «la enésima maniobra especulativa para debilitar nuestras empresas». Ya está en campaña y ayer le ofreció su amistad a Matteo Renzi. Es el alcalde de Florencia de 37 años y revelación política, bien vista en la derecha, que ha disputado a Pierluigi Bersani la candidatura del Partido Demócrata (PD), formación de centroizquierda favorita en las elecciones. Le tentó así: «Si quiere venir con nosotros, para los liberales siempre tengo la puerta abierta». «Ciérrala», respondió Renzi. «Te lo dicho dos veces en persona, las cosas se compran, las personas no. No todas, al menos».
'Caso Ruby'
Entretanto, en el juicio del 'caso Ruby', donde el ex primer ministro está acusado de prostitución de menores, la propia 'Ruby' se ausentó ayer, como se preveía, en el día que debía declarar. La joven marroquí que habría mantenido relaciones de pago con Berlusconi cuando era menor alega que está en el extranjero, pero la fiscal opina que es un truco para retrasar la sentencia, esperada para febrero. De este modo llegará tras las elecciones. No es descabellado pensar que es una de las razones del magnate para acelerar la caída del Gobierno. Ha sido convocada de nuevo para el día 17 y el juez dio orden a la Policía de buscarla.
En Italia se habla sobre todo de si Monti se presentará o no a las elecciones. Ayer siguió sin aclararlo: «No estoy considerando la cuestión en esta fase», replicó. «En esta fase» es la expresión clave. Es probable que no diga nada hasta que deje el cargo. Se baraja que sea el candidato de una alianza de centro, con los democristianos de Casini (UDC) y el movimiento del presidente de Ferrari, Luca Cordero de Montezemolo. Además Monti cuenta con el apoyo de la Iglesia católica, factor importante en Italia. Hay otra variable en el horizonte: el presidente de la República, Giorgio Napolitano, acaba su mandato en mayo y se busca su sucesor, elegido en el Parlamento por consenso. Monti está en las quinielas y podría ser el nuevo jefe de Estado.