El primer ministro de Malí, Sheik Modibo Diarra. / Archivo
análisis

Malí: ¿golpe o advertencia?

Un puñado de militares entró en el domicilio del jefe del gobierno provisional cuando se disponía a desplazarse al aeropuerto para viajar a París

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En lo que parece una especie de golpe de estado limitado e incruento y es una severa advertencia a la clase política, el capitán Amadou Haya Sanogo volvió a las andadas en Bamako (Malí) y hace unas pocas horas detuvo y obligó a dimitir al primer ministro, Sheik Modibo Diarra.

Un puñado de militares entró en el domicilio del jefe del gobierno provisional cuando se disponía a desplazarse al aeropuerto para viajar a París para reconocimientos médicos y el obediente jefe, sin ningún respaldo material digno de ese nombre, hizo una breve declaración difundida por radio y TV para aceptar su cese, desear buena suerte a su eventual sucesor y desaparecer de la escena.

Sin un tiro y sin que parezca haber un intento similar con el presidente (interino) de la república, Dioncunda Traoré, el incidente traduce la situación de inestabilidad y confusión a que ha llegado la situación en el país desde los acontecimientos del 22 de marzo pasado, confirma el peso que mantiene el capitán Sanogo y, sobre todo, cuestiona el plan oficialmente internacional para ayudar al gobierno a liberar el norte del país de la ocupación de yihadistas locales y de importación.

Sanogo y la opinión

En marzo, Sanogo dio un golpe que acabó con el régimen del presidente Torué y su gobierno, incapaz de proveer al ejército de los medios para contrarrestar la doble ofensiva que en el Norte (la mitad del país, un gran desierto) habían permitido el triunfo provisional de los secesionistas tuareg en alianza extravagante con los islamistas (propios, “Ansar el Dine”) y casi de importación (“Al Qaeda en el Magreb Islámico”).

La alianza contra natura en realidad escondía un éxito militar de los radicales islamistas, que batieron a los tuareg del movimiento de liberación del Azawad, defensores políticos y/o armados de su reivindicación cultural. La situación empeoró políticamente en la capital, Bamako, la presión francesa obligó a Sanogo a retirarse y aceptar un proceso político de reconciliación nacional

El proceso tuvo un éxito aparente: amnistías, perdón general, gobierno provisional y, sobre todo, Francia, antigua potencia colonial, decididamente al frente del proceso político y eventualmente militar, con un proyecto de intervención militar africano (a través del grupo de países de Africa Occidental) con un François Hollande que llamó la atención por su vigor en organizar, vender en la ONU el plan y llamar a su financiación y ejecución.

Un porvenir incierto

Así las cosas, con un Consejo de Seguridad unánime con matices en apoyar el plan francés y París movilizando ayuda europea y americana (España ya había comprometido el envío de cincuenta instructores militares para crear el nuevo ejército maliense), se produjo, entre la indiferencia del público europeo, un hecho curioso: entró en escena el presidente del vecino Burkina-Faso, Blaise Campoare, quien emprendió una negociación entre las partes, convocadas a la capital, Uagadugú.

No sin cierta sorpresa, pareció alcanzarse un éxito de principio pues los tuareg y “Ansar el Dine” declararon que renunciaban de antemano a todo intento de dividir el país y aceptaban la unidad nacional y territorial. Aparentemente, se aislaba al “enemigo principal”, al-Qaeda, pero todo parece cosido con alfileres y en París la operación suscita más preocupación y reserva que esperanza.

Lo cierto es que todo pareció de nuevo provisional y el plan más o menos establecido para desalojar militarmente a los ocupantes del Norte hacia la primavera próxima parecía superfluo. Entre tanto, además, expresaron reservas claras dos factores clave: el poderoso y organizado gran vecino del norte, Argelia, escéptico desde el principio, y los Estados Unidos, que han optado claramente por dejar hacer a los europeos y tratan el asunto al-Aaeda en el confín sahariano a su modo, es decir, desde el African Command.

En este contexto, pues, lo sucedido en Bamako será importante si tiene la capacidad de alterarlo. Lo probable es que París se resigne a aceptar el relevo forzado del primer ministro, se nombre otro gobierno… y se mire de reojo al poder tras el trono, el joven capitán Sanogo…