El iceberg del 'Prado disperso'
Algunas de las 3.300 obras depositadas desde 1872 en otras instituciones han desaparecido con el paso del tiempo Un Tiziano y un Ribera, últimos hallazgos en esta rica colección desperdigada
Actualizado:De las casi 8.000 pinturas que atesora el Museo del Prado, apenas un millar se exponen en sus salas. Otras 3.300 piezas no están en su sede. Cedidas a otros museos, organismos oficiales, embajadas y diversas instituciones, estas obras peregrinas conforman el rico y desconocido iceberg del 'Prado disperso'. La pinacoteca cuenta con un inventario que revisa sin descanso y extrae de vez en vez algún diamante de esta mina de arte casi invisible -un Ribera y un Tiziano hace poco- y que ha generado también algún quebradero de cabeza: piezas perdidas irremediablemente o el tirón de orejas del Tribunal de Cuentas exigiendo más celo hace unos años.
Junto a Miguel Zugaza, director del Prado, la responsable de este tesoro desperdigado es Mercedes Orihuela, conservadora que desde 1978 comprueba datos técnicos, posibles firmas e inscripciones, revisa el estado de conservación de las piezas y constata su localización exacta. «Les dedicamos la misma atención que a las obras que están en el museo», afirman.
El Prado comenzó a ceder obras en 1872, tras absorber los fondos del museo de la Trinidad. Un largo periodo con muchos avatares históricos, con algunos disgustos para el museo -«muchas obras se han perdido»- y felicísimos hallazgos. Los último un 'San Juan Bautista' de Tiziano localizado en una iglesia de un pueblo de Almería por el conservador Miguel Falomir, restaurado e incorporado a la colección este año, y el 'San Jerónimo escribiendo' de Ribera, rescatado por Javier Portús de la Casa de Colón de las Palmas.
«Todas las obras de la colección del Prado, dentro y fuera, están sujetas a nuevos estudios y revisiones de las atribuciones por parte de los especialistas. Sin duda, habrá más hallazgos», aseguran Orihuela y Zugaza. «Hace poco y gracias al trabajo de un investigador italiano, se identificó la obra del joven Ribera, depositada en Canarias desde 1940» destacan. Son obras de la colección del Prado «a todos los efectos» y se realizan «revisiones periódicas 'in situ' para evaluar su estado de conservación».
Hay casi 3.300 obras dispersas inventariadas. «Siempre hay alguna en exposiciones temporales o sujetas a una orden de levantamiento temporal para su estudio y restauración en el propio museo» precisa Orihula. «Las obras están localizadas en las instituciones y los depositarios muy concienciados de que son un préstamo a largo plazo que deben mantener en el mejor estado posible» explica la conservadora.
¿Cuántas se ha perdido? «Bastantes menos de las que cabría esperar teniendo en cuenta que el Prado lleva haciendo depósitos desde 1872», dice sin comprometer cifras. «Han pasado muchas cosas en nuestro país en todos estos años. Sabemos que muchas se han perdido definitivamente pero con otras obras mantenemos la esperanza de recuperarlas. A través de las revisiones periódicas se van identificando bastantes», apunta Orihuela, que se ocupa desde hace más de tres décadas del control de las piezas, de su conservación y de la publicación de estudios. «Es un labor importante y compleja que merece todo nuestro reconocimiento» apunta Zugaza.
La última estadística, de finales de noviembre, constata que la Comunidad de Madrid acapara el 32% de las cesiones. El 61% se reparte entre las demás Comunidades Autónomas, y un 7% está en embajadas, la mayoría en Europa y América. Cataluña tiene depositadas en 23 centros 267 obras del Prado por las que vela el Museo Nacional de Arte de Cataluña. «Todas las instituciones depositarias están obligadas a atender a la buena conservación de las obras. En el caso del MNAC, aún sin un compromiso por escrito, muchas veces actúa como supervisor técnico de nuestros depósitos en otros centros catalanes», explica Zugaza.
La expresión 'Prado disperso' se acuñó en un boletín del museo de 1980. Denominaba una sección fija con los resultados de las revisiones de las obras cedidas. La sección se sigue publicando y el término pervive tres décadas después. Con 7.600 pinturas, 1.000 esculturas, 4.800 estampas y 8.200 dibujos, el Prado no es el único gran museo español ni internacional que hace depósitos temporales. El Louvre, que acaba de abrir sucursal en Lens y tendrá otra en Abu Dabi, «tiene obras depositadas en muchos museos provinciales y en otro tipo de entidades».
El Tribunal de Cuentas afeó hace unos años al museo la falta de control sobre el paradero de casi un millar de piezas inventariadas. Desde entonces se ha avanzado en la localización y no hubo más llamadas de atención. «Todas y cada una de las instituciones estatales están sujetas a revisiones del Tribunal de Cuentas. Además de una responsabilidad, lo consideramos como una oportunidad para mejorar nuestros protocolos de funcionamiento, como ha ocurrido en los últimos años», dicen desde el Prado. No hay una partida presupuestaria específica para la catalogación y conservación de estas piezas en depósito. «Forman parte de la colección del Prado y su presupuesto se integra en el de coordinación de conservación y, específicamente, del área de registro», insisten los responsables de la pinacoteca.