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«¿Por qué no le ayudaron?»

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Nadie que haya visto la foto en la portada del 'New York Post' camina ya tranquilo por las estaciones de metro de Nueva York. «Condenado», decía el titular. «Este hombre está a punto de morir». En la imagen, un hombre de 58 años al que un desconocido acababa de empujar a las vías del metro contempla las luces del tren que está a punto de «destriparle como a una muñeca», describió espantado el fotógrafo que congeló el momento. Pasado el sobresalto inicial, la opinión pública se ha centrado en linchar al mensajero. «¿Por qué está ese hombre tomando fotos en vez de ayudarle a salir?», preguntó un comentarista de la NBC. Y ahí es donde comienza la verdadera pesadilla de R. Umar Abbasi, además de un debate ético para la prensa.

En una encuesta online de NBC, el 80% condena a Abbasi por no soltar la cámara y ayudar. Solo el 4% se pone de su parte y apenas el 17% admite dudas. No hay ningún sondeo formal entre periodistas, pero la mayoría de los consultados por 'The New York Times' dice que el 'Post', un periódico amarillista, no debió publicar esa foto. Abbasi ha pasado los últimos días explicando todo lo que no recoge la imagen. Con ello intenta demostrar en los tribunales de la opinión pública que no habría podido salvar la vida de Ki-Suck Han, un vecino de Queens al que se le ocurrió llamarle la atención a un hombre que asustaba a los pasajeros balbuceando amenazas.

Abbasi asegura que cuando vio volar el cuerpo hasta las vías se encontraba en el otro extremo de la estación. Fue el grito de terror del resto de ocupantes del andén el que le hizo entender lo que pasaba. Segundos después los altavoces anunciaron la entrada del tren. Un grupo empezó a agitar los brazos para frenar al maquinista. El fotógrafo, que se encontraba en Times Square para cubrir la historia del vagabundo descalzo al que un policía había regalado unas botas, llevaba la cámara en la mano. «Todo ocurrió muy rápido», contó ayer. «Desde que escuché gritar hasta que el tren le aplastó, apenas pasaron 20 o 22 segundos. Lo único que se me ocurrió fue disparar el flash para alertar al maquinista».

En su opinión, la luz que se aprecia en las gafas del conductor es la de su cámara, e incluso asegura que el maquinista dijo haberla visto. Pero no reparó en el cuerpo hasta que sintió el golpe. El impacto anímico fue tal que saltó del tren para atender a la víctima y luego tuvo que ser asistido por un ataque de nervios.

Abbasi se quedó con la Policía como testigo, ayudó a ampliar las fotos para identificar al sospechoso y, después de no pegar ojo en toda la noche, perseguido para siempre por la imagen que había congelado, todavía volvió para reconstruir la escena con periodistas de 'The New York Times'.

Vapuleado en Twitter

Las redes sociales han sido su mayor verdugo. En Twitter, muchos cuestionaron que fotografías tan centradas hubieran sido tomadas sin mirar y con el brazo extendido hacia afuera. Abbasi, que llevaba a la espalda una mochila con 10 kilos de equipo, asegura que eran originalmente muy oscuras y han tenido que ser tratadas. También recuerda haberse tenido que apartar contra la pared cuando vio correr hacia él al hombre que empujó a Han. Su pregunta es: «¿Por qué no le ayudaron los que estaban a pocos metros?». Algunos intentaban detener el tren a gritos. Otros tomaban fotos y vídeos con sus teléfonos móviles. Han no dijo nada, ni siquiera gritó, recuerda Abbasi estremecido. Solo se pagó al muro con la esperanza de librarse del impacto mortal.

Entre los precedentes históricos que han desatado esta polémica está la foto que tomó Kevin Carter en África de una niña esquelética acechada por un buitre. La imagen fue portada de 'The New York Times' y recibió el Pulitzer. Carter siempre sostuvo que se encontraba cerca de un campamento de ayuda humanitaria donde la niña fue atendida, así que el pájaro no tuvo su festín.

«¿Dónde están los héroes?», preguntaba 'The New York Times'. «¿Deberíamos tener también este debate sobre las fotos de guerra?», replicaba Katharine Zalesky, directora de la web NowThisNews. Un anónimo en otra página aseguraba que la foto era valiosa por reflejar «la locura fatal de esta ciudad». Abbasi, «porque ha empezado el debate de qué se puede hacer». Es la familia de Han la que no le ve más valor que aumentar su sufrimiento, pero en eso coincidirá con todas las víctimas retratadas para la posteridad.