Iberia e Hispania: para echarse a llorar
Actualizado: GuardarHispania era el nombre dado por los fenicios a la península ibérica, posteriormente utilizado por los romanos. Iberia era el nombre preferido por los autores griegos para referirse al mismo espacio. Ambos conceptos representan una realidad análoga. No menos de tres mil años y con todo el espacio que hoy representa a Cataluña a cuestas, como parte integrante del todo. De ahí que el nombre de España deriva de Hispania, nombre con el que los romanos designaban al conjunto peninsular. Hispania como realidad está para echarse a llorar, más acuciada en lo político que en lo económico, que ya es decir. Iberia, no solo fue el nombre adoptado por los griegos para referirse a nuestra realidad peninsular, sino el registrado en el Registro Mercantil como Iberia Líneas Aéreas de España, S. A. Operadora. Nuestra compañía de bandera. Así se la ha referido desde antaño.
Iberia se fusionó con British Airways en enero del año pasado. Esta perdía dinero y aquella lo ganaba. Ahora la situación se ha invertido. La empresa española se ha dejado en la columna del debe casi un millón de euros diarios en lo que llevamos de 2012. British Airways ya hizo cuatro años atrás una reestructuración, lo que supuso deshacerse del 40% de su personal, mientras que Iberia se dispone a acometer la reestructuración empresarial ahora, cuando las deudas la ahogan.
IAG es el holding resultante de la fusión entre las dos compañías. Ha establecido el objetivo de superar la situación negativa adversa de la división española, proyectando de esa forma una mejora de la cuenta de resultados. Dispone también que el cumplimiento del plan preestablecido, es el requisito ‘sine quanum’ para que la compañía empiece a ser viable como empresa y creíble en los mercados. La situación de calamidad económico-financiera de la misma viene avalada por las pérdidas acumulas, desde hace ya cinco. A los factores de competencia de mercado, se une la vulnerabilidad ante las reivindicaciones de sus profesionales o la subida estructural de los precios del crudo. Sin embargo, hay operadores que ganan dinero. ¿Cuál es entonces el problema? Se reduce a un concepto muy en boga en nuestros días: el llamado ‘legacy’, esto es: el sostenimiento de una estructura salarial y operativa más propia de cuando Iberia disfrutaba de una condición cuasi monopolística. En la medida que los gestores se dejen engatusar por el tan español ‘nadar y guardar la ropa’, los problemas de fondo permanecerán. Dice un respetable gestor que lo que hace falta en este caso, es «una verdadera destrucción creativa ejercida con la máxima responsabilidad». Lo que quiere decir, que hay que acometer con decisión el ajuste pretendido. El Gobierno debe exigir el cumplimiento de la Ley, ya que solo así se llegará al necesario equilibrio que suponen los artículos 33, 35 y 38 de la Constitución Española, reguladores de los Derechos fundamentales de la propiedad, el trabajo y la empresa respectivamente. Mientras, la Ministra de fomento pide tiempo, la de Empleo y Seguridad Social maquillaje de despidos, el de Industria, Energía y Turismo conservar ingresos turísticos y De Guindos deriva el problema a su secretario de Estado. Viva la coordinación y la jodienda con los efectos de la huelga. España en estado puro. Hispania e Iberia también.