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¡Está loco este Carlos Latre!
El cómico pone voz a Buentórax en 'Astérix y Obélix, al servicio de su majestad', que llega mañana a los cines
MADRID. Actualizado: GuardarEl actor y cómico Carlos Latre (Castellón de la Plana, 1979) se encuentra en su mejor momento profesional. Su espectáculo 'Yes, We Spain is diferent' ha girado por los teatros de toda España -acaba de editarlo en DVD- y mantiene su faceta televisiva haciendo doblete como jurado de 'Tu cara me suena' y el espacio de humor 'Señoras que...' El último desafío ha sido prestar su voz al personaje de Buentórax, fiel sirviente de la reina de los bretones en la película 'Astérix y Obélix, al servicio de su majestad', que se estrena mañana.
Latre saca pecho para doblar al castellano al personaje interpretado por Guillaume Gallienne. «Es un enviado especial de la Reina Cordelia a la Galia para pedirles ayuda a Astérix y Obélix en su lucha contra las tropas del César». Para interpretar a este «bretón de pura cepa», el actor escuchó atentamente el acento de Gallienne para después «dotar a la voz de otras características que me imagino, como hago siempre en doblaje.
Confiesa no ser muy de leer cómics, aunque recuerda muchos recreos del colegio repasando las historias ideadas por Goscinny y Uderzo. De los entrañables protagonistas se decanta por «la figura oronda y bonachona» de Obélix. «Cómo todos los niños, creo, su inocencia llama mucho la atención». Tampoco le importaría emular al forzudo galo y caer en una marmita, aunque llena de «buen vino», «caldo gallego» o «un cocido». «Si está llena de buen manjar. Me encanta comer y el mundo del vino me apasiona», aclara.
Además de la lucha contra los romanos, la trama gira en torno a la historia de amor de su personaje, enamorado hasta la médula de una exquisita joven que sueña con una declaración fogosa en lugar del rigor protocolario de Buentórax. En el amor, Latre no se considera ni tan reservado como Buentórax ni tímido como Astérix, sino más bien respetuoso y prudente. «Me gusta tener las cosas muy claras antes de lanzarme. Y después, soy muy tradicional y muy fiel».
Su último registro se suma al casi medio millar de personajes a los que ha prestado su voz, aunque no entiende de límites y su cabeza no deja de pensar en nuevas voces y retos. Una amalgama de personajes de los que nunca se desprende del todo, con tics que de vez en cuando se cuelan en su lengua sin que pueda evitarlo. «Últimamente me pasa con Punset y su forma tan particular de hablar o, en su momento, la Pantoja de Puerto Rico».
Ningún personaje le provoca pereza, todos tienen una importancia especial y una relevancia en según qué aspectos. De hecho, en su último espectáculo, logra sacar la parte divertida de los políticos, a priori más aburridos. En apenas hora y media imita a cien personajes, uno por minuto, un desafío al que se enfrenta armado con fruta en forma de pulpa y mucha agua.
Ganarse la vida haciendo reír adquiere mayor relevancia si cabe en época de dificultad. Y es que la crisis puede menguar la capacidad de reírse del público español, pero no la retira. «Necesitamos motivos para seguir luchando y creyendo que salir de esto es posible. Ir al teatro, divertirse, compartirlo con familia y amigos y recordar después 'gags' o situaciones que nos han hecho reír puede ser un buen arma de lucha». En esa gesta, Latre procura aportar su «pequeño granito de arena» para hacer la situación más llevadera. «Mi mayor orgullo que es que me digan que, tras la función, han olvidado sus problemas durante un rato».