«Si no le operan, morirá»
La familia pide ayuda para que intervengan al pequeño pese a que las posibilidades de supervivencia son escasas
MADRIDActualizado:Edu no le pide a los Reyes Magos que estas Navidades le traigan la última entrega de 'Jaumet', uno de sus cómics favoritos. Su regalo más preciado sería «ponerme pronto bueno». En sus seis años de vida este niño de Benimàmet ha demostrado ser un luchador nato. Ha superado una leucemia y sufre un síndrome poco común llamado Guillain-Barré, que le dejó postrado a una silla de ruedas hace dos años. «Una noche mientras dormía se metió en mi cuerpecito», explica el pequeño a su manera desde el sofá de su casa. A todo ello se suma una escoliosis torácica, que le oprime los pulmones y que pone su vida en peligro.
«O lo operan o es su sentencia de muerte», afirma Kike, su tío. Pero las últimas noticias de los médicos son poco esperanzadoras. Según explica, los doctores de la Fe (donde le tratan) se muestran contrarios a la intervención debido a las escasas posibilidades de supervivencia. Pese a ello, la familia quiere seguir adelante. «Tras meses de silencio nos han comunicado que sólo hay un 2% de probabilidades de que salga bien pero es la única salida y queremos que alguien le opere. Cuanto más tiempo pase, más se reduce ese porcentaje», pide Kike.
El tiempo juega en contra de Edu. Antes de ponerse enfermo, el pequeño correteaba por el parque con sus amigos y primos e incluso estaba aprendiendo a montar en bicicleta. Pero la extraña enfermedad que le afecta al aparato locomotor ha ido paralizando todo su cuerpo. Tuvo que dejar de pedalear y de andar. «Sólo mueve los brazos y pone las manos en forma de pinza», detalla Kike. Además, la escoliosis torácica que le deforma la columna vertebral «ha hecho que tenga un pulmón casi anulado y puede perforarle otros órganos».
Los obstáculos no han mermado las ganas de salir adelante de Edu. Sonríe en todo momento. «Vamos a ganar la batalla. Luchar, luchar, luchar», suele repetir. «Yo digo que es el duende de la vida porque transmite una gran energía y fuerza», comenta su tío. Estudioso (en su último examen de conocimiento del medio ha sacado un 8,5), hablador y muy listo, es consciente de que no está bien pero no se piensa rendir. «No me quiero morir», ha llegado a confesar en alguna ocasión a los suyos. Inma, su madre, espera no volver a escuchar esa frase y por eso hará todo lo que esté en su mano para que el pequeño se cure.
«Necesitamos que un grupo de médicos, traumatólogos y otros especialistas, se impliquen en nuestro caso, se animen y nos ayuden a lograr la operación ortopédica de espalda que necesita mi sobrino», pide el tío del niño, quien añade que la familia no puede costearse la intervención de forma privada.
Edu vive con su madre y su hermana pequeña, de dos años y medio, en una casa de alquiler que les pagan unas religiosas a las que conocen desde hace años. Inma se dedica en cuerpo y alma al cuidado de sus hijos y no tiene trabajo. Sólo cobra 420 euros de subsidio. «La silla de ruedas nos la regaló un amigo y ahora estamos tratando de conseguir un asiento con respaldo para poder lavarlo en la bañera», explica Kike.
Mientras espera a que algún médico obre el milagro con la delicada operación, Edu ha escrito una carta al Rey en la que le explica su caso y reconoce que confía en él, que ha pasado por varias intervenciones de cadera, para que le ayude. «El tiempo es nuestro peor enemigo», lamenta el tío del pequeño, que confía en que llegue el ángel de la guarda que le permita a Edu volver a subirse a un columpio y decirle de nuevo a su madre que corra tras él para alcanzarlo. (Más infromación en lasprovincias.es)