Huelga de residentes
Actualizado: GuardarSe cumple ya una semana que los Especialistas Internos Residentes (EIR) de todos los centros asistenciales de Andalucía iniciaron una huelga por las condiciones laborales, docentes y económicas en las que se desarrolla su actividad asistencial-formativa en nuestra Comunidad. En los hospitales y centros de salud de la provincia de Cádiz, como en los de las otras provincias, tanto los médicos, los antiguos MIR, como el resto de los profesionales en proceso de formación especializada, han pedido llegar a algún acuerdo con la Consejería de Salud, acuerdo que, mucho me temo, no se va a llegar a producir. Y tengo esa impresión porque el tiempo va pasando y la Junta de Andalucía sabe que la mayoría de estos profesionales sanitarios trabajan fuera de sus ciudades de origen y de sus respectivos entornos familiares por lo que, antes o después, la necesidad de sobrevivir les hará reincorporarse a las tareas asistenciales. Así que, en lugar de negociar, el SAS se ha puesto a esperar. Una espera que se acompaña con determinados mensajes, dirigidos tanto a los jóvenes profesionales como a la opinión pública, tendentes a socavar las reivindicaciones de los futuros especialistas. Se lanza, por ejemplo, el aviso de que para obtener la especialidad es necesario disponer de la firma acreditativa de haber cumplido con las horas del plan formativo correspondiente. Aunque ese aviso no impide, paradójicamente, que se rompa el plan formativo de aquellos EIR que, al no ponerse de huelga por las razones que sean, son trasladados para cubrir otros servicios distintos de los programados. Otro mensaje curioso, con claro interés de desacreditar a los residentes, es el de la consejera del ramo diciendo que los EIR son los únicos estudiantes de postgrado que cobran. No dice, en cambio, que a diferencia del resto de los estudiantes de master y postgrado, los EIR tienen un contrato formativo-laboral que les obliga a llevar a cabo un trabajo asistencial. ¿Quién no ha acudido a urgencias y no ha sido atendido, en primera instancia, por un MIR? O el tan traído y llevado debate de las 37,5 horas cuando los EIR, como todos los facultativos dicho sea de paso, sobrepasan con creces ese número de horas en su trabajo ordinario. Porque realmente, y en contra de lo que pudiera parecer, los problemas que atañen a los jóvenes especialistas en formación en Andalucía no son nuevos ni han surgido con la crisis. Se vienen arrastrando de lejos y no representan más que una parte de los problemas que afectan a todo el personal sanitario, a todos los facultativos, andaluces. Hora es de afrontar esos problemas porque si nuestra sanidad tiene algo de lo que enorgullecerse es precisamente de sus profesionales.