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Monti no se presenta pero podría repetir. :: AFP
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UN REPARTO PARA UNA CITA CON LAS URNAS DE LA QUE DESAPARECE BERLUSCONI Arranca la loca carrera electoral en Italia

Las primarias en el PD comienzan por fin a concretar algo en unos comicios llenos de enigmas y que ya se consideran históricos

ÍÑIGO DOMÍNGUEZ CORRESPONSAL
ROMA.Actualizado:

Italia se encamina hacia unas elecciones generales llenas de incógnitas y paradojas, pero que ya se da por hecho que tendrán resultados revolucionarios. No se sabe ni cuándo serán, ni con qué sistema electoral, cuestiones por las que aún se pegan los partidos, pensando en lo que más le conviene a cada uno. Todo apunta a que se convocarán para marzo. Tampoco se sabe con total seguridad si Silvio Berlusconi se presenta, precisamente porque lo ha negado varias veces, y ni siquiera cuál va a ser el partido de la derecha, pues el del magnate hace aguas. Como no se conoce el candidato del Partido Demócrata (PD), la principal formación de centro-izquierda. Pero al menos esa pregunta empezará a resolverse hoy, y contribuirá a ir aclarando el panorama: el PD celebra primarias. Es importante quién sale vencedor porque, según las encuestas, ganará las elecciones.

El favorito es el secretario general, Pierluigi Bersani, frente a otros cuatro candidatos entre los que destaca Matteo Renzi, 37 años, alcalde de Florencia y muy lanzado, la única cara nueva de los partidos italianos en los últimos años. Domina las redes sociales, su lema es enviar al desguace a los políticos de toda la vida, incluidos los de su partido, y está a todas horas en la tele. Aunque da esa desconfianza de quien parece demasiado perfecto y no se le ve la trampa.

Frente a las dudas, hay varias certezas que, de confirmarse en las urnas, certificarán un cambio de época en Italia. Para todos los sondeos el partido de Berlusconi se hundirá -pasará de ganar en 2008 con el 34% a algo así como un 14%- y también se estrellará la Liga Norte, tras los escándalos de corrupción de Umberto Bossi y familia. Es decir, se irá a pique lo que ha sido la derecha de gobierno en la última década, nacida como novedad en 1994 tras el derrumbe de la clase política tradicional, por las investigaciones contra la corrupción de 'Manos Limpias'. Fue un vuelco tal que se dijo que empezaba la Segunda República, tras la inaugurada en la posguerra. Ahora, de hecho, se intuye el inicio de una tercera.

Lo más asombroso de todo es que en este momento en Italia no hay un gran partido de centro-derecha, sus electores están huérfanos. Es la gran resaca que deja 'Il Cavaliere', insustituible. En su partido, el Pueblo de la Libertad (PDL), están a cuchilladas e improvisando unas primarias para el 16 de diciembre, pero que pueden terminar como el rosario de la aurora. Los candidatos son ridículos, se teme un fracaso de afluencia y, día sí, día no, se baraja cerrar el partido e inventar otro. Berlusconi va y viene desesperado de Kenia, de la residencia de lujo de su amigo Flavio Briatore, mientras piensa qué hacer. Y calibra que en torno a enero llega la sentencia del 'caso Ruby', donde está acusado de prostitución de menores y abuso de poder.

Un juez con 56 inmuebles

También, para redondear el cuadro, las urnas pueden ser la puntilla de Italia de los Valores (IDV), el partido del exmagistrado de 'Manos Limpias' Antonio Di Pietro, azote de Berlusconi y que ha agitado estos años la bandera de la integridad. Hasta que también en esa formación han aparecido chorizos redomados y el propio Di Pietro ha resultado tener 56 inmuebles. Lo admitió en una entrevista, con matices notables que se perdieron -su familia posee 11, y lo demás son pequeñas parcelas heredadas-, pero, después del revuelo y de pasar por un político ladrón más, llegó a confesar que con eso se terminaba su partido. Que además es presa de escisiones y guerras internas.

En este clima de desmoronamiento general, al PD le basta mantenerse en pie para ganar con un modesto 26,7% de los votos, según los últimos sondeos. En las primarias de hoy, organizadas a la americana con debate televisivo y todo, se espera llegar, como mínimo, a dos millones de participantes. También se temen colas y problemas organizativos, pues apuntarse es algo alambicado, aunque lo puede hacer cualquiera pagando dos euros. Siempre se fantasea de forma maquiavélica con infiltraciones masivas de la derecha para que salga el peor candidato.

Se prevé el triunfo de Bersani, seguido de Renzi y sin superar el 50% de votos, lo que obligará a un segundo turno entre los dos el 2 de diciembre que se antoja mucho más interesante. Lo llamativo del PD, última reencarnación del viejo Partido Comunista, es que ha ido desintegrando su identidad de izquierda en busca del voto de centro y moderado, para tener opciones reales de gobierno. En el debate televisivo Bersani eligió como personaje histórico a Juan XXIII, Renzi a Mandela y Nichi Vendola, el más 'rojo' del plantel, al cardenal Carlo Maria Martini. También la izquierda clásica está un poco huérfana. Es más, al votante de derechas le gusta Matteo Renzi, solo que piensa que se ha equivocado de partido.

En cualquier caso, la única y mayor certeza de todas es la irrupción torrencial del partido del cómico Beppe Grillo, el Movimiento Cinco Estrellas (M5S). Los sondeos le dan como segundo partido, con un 21,5%. Sería la materialización del cabreo ancestral del ciudadano medio contra los vividores crónicos de la política. Roba los votos sobre todo a la izquierda. El M5S odia a todos los partidos -no le falta razón- y quiere hacer limpieza, con propuestas revolucionarias de transparencia y contra la corrupción.

Naturalmente el objetivo común de los partidos tradicionales es pararlo como sea. Por eso en las discusiones sobre el nuevo sistema electoral se pretende fijar un techo mínimo de votos para optar al premio de escaños que garantiza la mayoría absoluta. Ahora es automático para el primer partido, pero se quiere colocar un listón de un 42% de votos al que no llegaría Grillo en caso de victoria, para evitar que gobierne. Así quien gane se verá obligado a pactar, como siempre en Italia, y el M5S queda desactivado. Aunque, de rebote, también al PD le pasará lo mismo.

El preferido del centro

Es así como llegamos a la cuadratura del círculo para que, de forma 'gattopardiana', todo cambie para que no cambie nada. En un escenario fragmentado, como el que se avecina, y con los mercados martilleando a Italia por su bloqueo político, la opción con más bazas es una coalición... con Mario Monti otra vez como primer ministro. La comunidad internacional no oculta que es lo que prefiere, porque no quiere sustos y el actual jefe del Gobierno técnico ya es candidato, sin que él diga ni mu, de dos partidos.

Son la UDC democristiana de Pierferdinando Casini y la nueva formación del presidente de Ferrari, Luca Cordero de Montezemolo que, para variar, aún no tiene nombre exacto ni programa, aunque lleva cuatro años preparándose para este momento. Pero es una cosa liberal y católica, otro aspirante a llenar ese gran hueco del centro. Monti ya es senador vitalicio y no se puede presentar como candidato, pero como dijo el presidente de la República, Giorgio Napolitano, su gran patrocinador, después de las elecciones estará en su despacho para quien quiera verle.