Afines a Mursi escuchan un discurso del presidente egipcio sentados en un poste eléctrico. :: REUTERS
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La Justicia egipcia, en huelga contra el dominio de Mursi

El máximo órgano de los magistrados califica como una «agresión sin precedentes» el decreto que otorga prerrogativas absolutas al presidente

EL CAIRO. Actualizado: Guardar
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El presidente Mohamed Mursi ha abierto la batalla contra la judicatura egipcia al blindarse ante la Justicia, y los magistrados se han plantado ante el reto. La principal asociación de jueces del país llamó ayer a todos sus miembros a iniciar una huelga en protesta por el decretazo que ha otorgado prerrogativas absolutas al mandatario y que viola el principio de la separación de los poderes del Estado. El órgano de gobierno y administración de los jueces, el Consejo Supremo de Justicia, aseguró que el decreto presidencial supone una «agresión sin precedentes» a la independencia del Poder Judicial.

Mientras cientos de jueces se reunían en el Tribunal Supremo, a sus puertas, dos manifestaciones rivales -a favor y en contra del decreto emitido por Mursi- se enfrentaban a puñetazos y eran dispersadas por la Policía con gases lacrimógenos. La violencia sigue presidiendo algunas calles cercanas a la plaza Tahrir, donde la oposición laica ha montado un nuevo campamento de protesta después de que miles de personas salieran el viernes a las calles para mostrar su rechazo hacia la deriva autoritaria de Mursi.

«No nos marcharemos hasta que el presidente dé marcha atrás y retire el decreto. No sería la primera vez, ya ha reculado con otras decisiones antes», aseguraba, sentado a las puertas de una tienda de campaña, Hisham Shaaban, un joven seguidor del partido Wafd. La oposición ha organizado una nueva protesta para el martes, a lo que los Hermanos Musulmanes han respondido llamando también a sus seguidores a que salgan a las calles ese día.

Paradójica alianza

La Justicia ha sido el principal blanco del decreto de Mursi, que ha otorgado inmunidad a sus decisiones, a la Asamblea Constituyente y la Cámara alta del Parlamento, y hasta ayer no estaba claro cómo pensaba reaccionar. La huelga anunciada tras la reunión de urgencia del Club de Jueces, la principal asociación de magistrados de Egipto, supone un reto a la altura del órdago del presidente, y las consecuencias son imprevisibles. Por lo pronto, su archienemigo, el fiscal general reemplazado por Mursi, Abdelmaguid Mahmud, ha apuntado alto. Ayer dijo que las autoridades judiciales están estudiando la legitimidad del decreto para, si hubiera excedido sus competencias, apartarlo del poder.

Desde la revolución, extrañas alianzas se han formado en Egipto, pero tan paradójica fue la que unió a los militares y Hermanos Musulmanes hace ya más de un año como la que ha forzado el decreto de Mursi, que ha puesto del mismo lado a revolucionarios laicos y judicatura, un órgano conservador cuyos miembros fueron nombrados en su mayoría por Hosni Mubarak.