El doctor Ángel Villamor, responsable de la operación del Rey, explica el procedimiento empleado. :: JUAN CARLOS HIDALGO / EFE
ESPAÑA

El Rey aguantó hasta el límite del dolor antes de volver al «taller»

Su cirujano asegura que él se habría operado antes pero prevé que se recupere en un mes si esta vez se lo toma «con más tranquilidad»

MADRID. Actualizado: Guardar
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El deseo del Rey de recomponer la maltrecha imagen de la Corona tras los escándalos del 'caso Urdangarín' y episodios tan poco afortunados como su viaje a Botsuana le ha llevado en los últimos meses a realizar un esfuerzo físico notable. Y a aguantar el dolor producido por la artrosis en su cadera izquierda más allá de lo que su propio médico, el doctor Ángel Villamor, habría considerado soportable. «Yo -confesó el especialista en el momento de dar el primer parte oficial sobre el estado del monarca- me habría operado antes».

Don Juan Carlos, consciente de lo delicado del momento, prefirió apurar hasta el límite de sus posibilidades. De ahí que, en sus últimas actividades públicas como la Cumbre Iberoamericana de Cádiz, presentara ese rostro llamativamente hinchado por la cortisona, una hormona que se utiliza como antinflamatorio y que se le suministró, en este caso, para amortiguar las severas molestias causadas por la fricción de los huesos, producto del desgaste del cartílago.

En los últimos siete meses, desde que se operó de la cadera derecha -en aquella ocasión no solo por la artrosis, sino también por una triple fractura del fémur consecuencia de una mala caída-, el Rey ha realizado cuatro grandes viajes, a Latinoamérica, Rusia, Estados Unidos y la India, para impulsar inversiones extranjeras o intentar abrir camino a empresas españolas. Y en algunas ocasiones su extenuación y sus dificultades de movilidad han sido más que visibles.

Nada de esto, según el facultativo, ha afectado sin embargo a la buena marcha de la operación a la que fue sometido el viernes en el Hospital San José, ni a sus pronósticos de recuperación. Los médicos esperan poder darle el alta en dos o tres días y, aunque en un primer momento tendrá que ir con muletas, podrá subir y bajar escaleras con relativa normalidad y es previsible que en un mes esté completamente «recuperado».

Completamente dormido

La ventaja del procedimiento empleado para colocarle una prótesis que le devuelva movilidad en la articulación dañada reside, conforme a las explicaciones del doctor Villamor, en que es poco invasiva y por lo tanto hace menos gravoso el periodo de convalecencia. Tan solo fue necesario practicar al monarca una incisión de siete centímetros y se le aplicó anestesia general porque ese fue su deseo, pero bien podría haberse empleado la epidural, como en ocasiones anteriores.

«El paciente no quería oír el ruido de martillos y sierras», relató el cirujano para explicar el por qué de la elección de Don Juan Carlos. La recuperación de una anestesia general lleva algo más de tiempo que la local y por ese motivo el Rey pasó la noche del viernes en la UVI. De hecho, el Príncipe de Asturias que acudió al hospital poco después del inicio de la intervención, explicó al abandonar el centro, junto a la Reina, que no había podido hablar con él porque aún estaba dormido pero que todo había salido bien. «Como él diría -bromeó-, el taller es bueno, los mecánicos también y el paciente es único».

En la mañana del sábado el doctor Villamor confirmó su primera impresión y ratificó que el procedimiento había sido plenamente «satisfactorio». El jefe del Estado pasó la noche sin analgésicos, desayunó ya en planta y a media mañana estaba listo para empezar de inmediato la rehabilitación ya que, al parecer, la prótesis que se le ha implantado es de última generación y permite apoyar el pie y caminar desde el primer momento.

Con todo, el traumatólogo -que en los últimos seis años ya le ha operado la cadera derecha, la rodilla y el talón de Aquiles- advirtió de que esta vez tendrá que tomárselo con «más tranquilidad» para evitar complicaciones que obliguen a una segunda intervención. En primavera, después de verse compelido a pedir perdón a la ciudadanía, en un gesto inédito, por su inoportuna escapada a Botsuana, forzó demasiado la recuperación de su cadera derecha y, durante una audiencia en Zarzuela, realizó un mal movimiento que hizo que el aparato que se le había colocado se moviera de su sitio. La consecuencia: apenas trece días después de haber sido intervenido de urgencia, tuvo que volver al «taller».

Ayer fue, por lo pronto, una jornada sin visitas y sin sobresaltos. El único que se acercó al hospital, a cuyas puertas hacen guardia los medios, fue el jefe de la Casa del Rey, Rafael Spottorno, con la prensa del día bajo el brazo.