MINORITARIOS SOMOS MAYORÍA

Fenómeno social digno de estudio en torno a un club de futbol: el Real Oviedo. Sin precedentes, solo recuerdo la movilización de los seguidores de Celta y Sevilla para salvar a sus equipos del descenso administrativo en el verano del 95. La movilización de las bases, de los jóvenes, de las redes sociales ha hecho posible este éxito. Insólito, el espíritu de una ciudad volcada con su club. Toda la sociedad ovetense trabajando en la misma dirección. Espero que la situación vivida en Oviedo en los últimos 15 días sea en el futuro un modelo de gestión y solución para muchos históricos en problemas. El Oviedo vuelve a manos de sus seguidores, de los pequeños accionistas.

La 'hoja de ruta' marcada en el proceso: ampliación de capital, respuesta del pequeño accionista e impulso social atractivo para un inversor mayoritario. El mapa accionarial ha cambiado; la voz y el voto del pequeño accionista se tendrá que tener muy en cuenta. Se presenta un nuevo escenario, el equipo vuelve a ser de sus aficionados. El paquete de los minoritarios pasa a ser del 40% (casi nada) y del inversor mayoritario un 34%. Carlos Slim (una de las mayores fortunas del mundo) tendrá que contar en su proyecto con ese respaldo social. Ojalá esta apuesta de Slim venga acompañada del acierto en la gestión deportiva. Si la pelotita no entra, ya llegan las urgencias otra vez. El apoyo de su grupo empresarial es importante, pero más lo será un ascenso.

En el Oviedo como en el Cádiz es una necesidad recuperar el sitio dentro de la LFP. Su aportación se agradece pero la ayuda vital es la del minoritario. Ese impulso del pequeño accionista es el que ha salvado al Oviedo del 'match-ball'. La afición ahora sí va a tener mucho que decir en el día a día de la entidad. Se amplía el poder del pequeño accionista en la SAD. Que la mayoría sea de los pequeños accionistas es una buena noticia para los clubes. El milagro azul en estos tiempos de penuria espero que anime y aliente a otras aficiones en apuros. Estoy orgulloso de ser asturiano, carbayón y oviedista. Ah... ¡y accionista azul!