MÁXIMA PREOCUPACIÓN
Actualizado: GuardarHabía una vez un equipo que era, o es, el orgullo de toda una ciudad. Dicho equipo cayó en una tremenda depresión el pasado mes de junio, a causa de una fatídica tanda de penaltis. Tal fue la depresión que durante 20 días estuvo ingresado en la UVI, dándose casi por hecho que no viviría más. Pero era tan fuerte el paciente, había tantos amigos esperando su recuperación y siguiendo su evolución, que en una especie de milagro divino apareció un nuevo doctor. Dicho facultativo convenció al viejo médico de familia para que le dejara la recuperación del paciente, -traigo un fantástico equipo médico- dijo, -ya verás como en pocos meses recupero del todo al enfermo-. Dicho y hecho, el viejo doctor confió toda la salud del enfermo a estos profesionales que formaban un afamado cuerpo médico de carácter internacional. La fórmula era fácil de aplicar pero difícil de encontrar. Dinero, el tratamiento era medicamento a base de dinero. El viejo y cansado médico anunció a todos esos amigos que rezaban por el enfermo que se había encontrado una solución para su mal, y que a partir de ese mismo instante quedaba en «muy buenas manos» para la recuperación total. Brincos, palmas, fiestas, alborotos... Todo eran parabienes para los nuevos profesionales que le daban nueva vida al enfermo. De la UVI salió y a planta lo mandaron. Los amigos no salían de su asombro y asistían casi en romería a ver la evolución del ya cada vez menos enfermo. Durante un corto período de tiempo y debido a su mejoría eran muchos los amigos que pedían el alta hospitalaria, pero era una mejoría ficticia. Y así fue, el medicamento se iba acabando y cada vez resultaba más difícil suministrar el tratamiento impuesto por estos nuevos doctores, el enfermo tiene que ingresar de nuevo en la UVI y el cuerpo médico, ante esta inesperada situación, empieza a dividirse. De momento expectación por esta nueva recaída. Yo por mi parte rezaré todos los días por él. El futuro dirá cómo acaba todo.