Un pulso a costa de los jerezanos
El conflicto laboral entre los trabajadores de la limpieza y la empresa concesionaria desemboca en una segunda noche de disturbios en la ciudad
JerezActualizado:Jerez huele a plástico quemado, a basura esparcida en el asfalto, a humo de barbacoa nauseabunda; coronada, de una nube pestilente. De lejos, para alguien que no está al tanto -debe ser extranjero-, pensará que está viendo la reencarnación de Londres. Pero no es neblina, lo que anoche cubrió el cielo jerezano era el humo procedente del más de medio centenar de incendios intencionados declarados desde la tarde, que se intensificaron por la tarde-noche y seguían vivos de madrugada. La ciudad sufría la segunda noche de disturbios y quema de contenedores como triste colofón a una huelga del servicio de recogida de la basura, que hoy cumple 20 días. Todo un récord.
La situación resultó especialmente complicada y caótica, otra vez, en la barriada del Mopu, donde los policías antidisturbios tuvieron que proteger a los bomberos cuando sofocaban fuegos que iban consumiendo contenedores. No resultó fácil el trabajo de los efectivos del parque de Jerez, que sufrieron lanzamiento de botellas,piedras, latas... Ante este contexto bélico, los bomberos abandonaban tan pronto extinguían las llamas. Pero la acumulación de desechos es gigantesca, en muchos puntos invade las calzadas y engulle por completo las aceras, y al no quedar sofocados los rescoldos, se volvían a avivar fuegos, que vecinos del lugar alimentaban de paso.
En esta zona de la ciudad, como en el polígono San Benito, donde apenas quedó un contenedor sin que fuera pasto de las llamas, la huelga de la basura ha sacado de quicio a algunos vecinos, que han decidido cortar por la sano y tomar sus propias medidas, como prenderle fuego a la montaña, cada vez más grande, que crece delante de su puerta. Prueba de ello es el recibimiento que tuvieron bomberos y policías cuando intervenían.
Sin embargo, de dos puntos localizados en el mapa de Jerez, el Consorcio Provincial de Bomberos confirmaba, pasada las diez de la noche, que había más de 35 fuegos activos al mismo tiempo, en más de 45 calles y la quema se extendía a otras zonas alejadas de las dos barriadas conflictivas, como Tomás García Figueres, junto a la sede judicial que alberga los juzgados de Instrucción. Llegados a este punto, con decenas de fuegos activos y no solo en el Mopu, la duda nacía: parecía que detrás de todo había cierta coordinación, una estrategia definida y que nada tiene que ver con un movimiento espontáneo. Sin embargo, los trabajadores de Urbaser, que siguen en pie de guerra, niegan estar detrás de los incidentes, simplemente porque estos disturbios les están distanciando aún más de los ciudadanos, cansados de vivir con el hedor metido en las narices.
Primer arresto
Anoche se produjo el primer arresto, según ha confirmado el delegado de Seguridad, Javier Durá, hace escasos minutos al diario digital El Alcázar de Jerez. Un menor fue sorprendido mientras prendía fuego. Ésa fue la otra estampa de la noche, niños en pijama, siendo espectadores de lo que acontecía en las calles del Mopu o del polígono San Benito. Para algunos fue motivo de rebeldía, de enfrentamiento con la policía, de desafío a la autoridad, como quien animaba a los periodistas a que le grabaran mientras orinaba encima de los desechos calcinados. Son los de siempre, los que aprovechan cada revuelta para hacer de las suyas y viciar más el ambiente, ya de por sí, contaminado.
El conflicto laboral se ha desbordado y ha pasado de la mesa de negociación a la calle. El Ayuntamiento, uno de los más endeudados del país, deposita la responsabilidad de acabar con este desaguisado a la plantilla y la empresa concesionaria, pero bajo una premisa, se debe ejecutar una reducción presupuestaria de un 20%. Los trabajadores de Urbaser han planteado recortes sociales y de nómina para evitar el despido de 125 trabajadores de una plantilla de más de 400 personas. Pero insisten que la empresa debe asumir una parte de esa reducción, que cuantifica en un millón de euros. La concesionaria no da su brazo a torcer.
Por su parte, el desencuentro entre administraciones está avivando el fuego. El Ayuntamiento ha recurrido a la empresa pública TRAGSA para que vaya eliminando del mapa las montañas de residuos; lo que le ha valido una denuncia por violar el derecho a la huelga. El Consistorio, gobernado por el PP, apela a la situación de alerta sanitaria que vive la ciudad. Pero la Junta niega este extremo, asegura que no hay riesgo alguno, no decreta la alerta e incluso tacha al Gobierno local de azuzar a los vecinos contra los trabajadores. Una de las imágenes que más circuló por la Red anoche, la tomó este medio frente al hospital del SAS. Un enorme montículo de desechos a escasos metros del centro sanitario. Este nuevo capítulo de rifirrafes políticos relega el interés común, el del ciudadano al rincón del olvido. Mientras, el jerezano se ve acorralado entre montañas de basura, pague o no sus impuestos municipales, incluida la tasa para que le recojan las bolsas que deja en el contenedor cada noche.