Sociedad

La baja natalidad dejará a España sin un 2,5% de su población en 2022

En 2051 la esperanza de vida en los varones se elevará hasta los 86,9 años y en las mujeres, a los 90,7, según las proyecciones del INE

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Menos población y más envejecida. Ese es el negro futuro demográfico español. Por lo menos, estas son las proyecciones del Instituto Nacional de Estadística (INE) para el próximo medio siglo, publicadas ayer. España tendrá dentro de diez años 45 millones de habitantes, un 2,5% menos de población que en la actualidad. La situación empeorará con el tiempo hasta caer un 10,2% en 2052, con una población de 41,5 millones. Este declive se producirá en un primer momento por la disminución de la llegada de inmigrantes junto al aumento de la emigración. Sin embargo, a partir de 2018, los bajos niveles de natalidad serán los responsables de que el número de defunciones sea superior al de nacimientos y el número de españoles se reduzca notablemente.

La pérdida de población es un serio inconveniente para cualquier país. Pone en riesgo su capacidad productiva o el propio tejido social (sistema de pensiones, de salud, etc). Según los datos del INE, el gran problema de este decrecimiento demográfico en España tiene que ver con la natalidad. En el año 2021 habrá un 20% de nacimientos menos que en 2011. La evaluación negativa se agudizará. De esta forma, en los próximo 40 años nacerán en España 14,6 millones de niños, lo que supone un 24% menos que en las últimas cuatro décadas.

Esos registros se producirían aunque el incremento de la tasa de natalidad de la última década se mantuviera hasta marcar un promedio de 1,51 hijos por mujer en 20 años y de 1,56 en 40 años. Estos datos ponen de manifiesto la falta de una política de fomento de la natalidad como la existente en otros países europeos.

Tampoco ayuda la dificultad de conciliar la vida laboral con la familiar. Además, la edad de maternidad se seguirá retrasando hasta situarse en los 31,5 años en 2051. El informe señala que a pesar de que se elevarán las tasas de fecundidad en mujeres jóvenes (entre 18 y 25 años) se compensará por el progresivo desplazamiento de la fecundidad hacia edades más altas (35 y 40 años).

Al mismo tiempo que la población disminuye, la esperanza de vida se seguirá incrementando. En 2051 los varones vivirán una media de 86,9 años (casi ocho años más que ahora) y las mujeres 90,7 años (seis años más que en la actualidad). Por tanto, esto significa que la diferencia en la esperanza de vida entre sexos se reducirá dos años.

En la España de dentro de medio siglo, los mayores de 64 años alcanzarán los 7,2 millones de personas y constituirán el 37% de la población de España. Este envejecimiento de la población se refleja en el resto de segmentos de edades. En los próximos 50 años se perderían casi diez millones de personas de entre 16 y 64 años (32%) y casi dos millones entre el colectivo de 0 a 15 años (26%).

Con una población cada vez más envejecida el número de defunciones aumentará. En las próximas cuatro décadas morirían en España 17,9 millones de personas, un 34% más que en los últimos 40 años.

Menos inmigración

Las consecuencias de la severa y profunda crisis económica que atraviesa España se refleja con increíble nitidez en las proyecciones migratorias del INE. De mantenerse la tendencia llegarán a España este año 376.696 inmigrantes, es decir, un 17,7% menos que en 2011. Pero además, la emigración fuera del país aumentará un 9,9%, hasta los 558.175, lo que deja un saldo migratorio negativo de 181.479 personas. Este dato tiene en cuenta los extranjeros que regresan a su país, pero también los españoles que salen para buscar un futuro laboral negado dentro de las fronteras.

En cualquier caso, el INE estima como algo coyuntural este descenso en el saldo migratorio. En sus proyecciones el flujo se invertirá y el número de inmigrantes volverá a crecer hasta recibir a 3,9 millones de personas en los próximos diez años y alcanzará los 16,7 millones en 40 años. La mayor parte de esta inmigración será procedente de la UE (4,9 millones), seguido de personas procedentes de países sudamericanos (3,8 millones) y de África (3,5 millones).