«¿Qué habría pasado si yo no hubiese tomado estas medidas?»
Mariano Rajoy da a entender que España estaría intervenida sin los ajustes aprobados en su primer año Reconoce que algunas de sus decisiones «son difíciles de explicar y comprender»
Actualizado:Hace justamente un año, Mariano Rajoy salió al balcón de Génova para celebrar, tras dos derrotas consecutivas, una contundente victoria en las elecciones generales con miles de seguidores que lo aclamaban desde la calle. El líder del PP conquistó la Moncloa al grito de «más empleo y menos impuestos». Dos objetivos que, en este primer aniversario del triunfo en las urnas, están lejos de lograrse. El Ejecutivo popular incrementó el IRPF y el IVA y el desempleo, en vez de decrecer, se asoma al abismo de los seis millones de parados. Y todo ello, tras acometer los ajustes presupuestarios más severos de la democracia y de meter la tijera en los tres pilares básicos del estado del bienestar: educación, sanidad y dependencia.
El líder del PP reconoció abiertamente que en estos doce meses incumplió algunas de sus principales promesas electorales. Confesó que algunas de estas medidas, sobre todo las referentes al aumento de la presión fiscal, atentan contra su propia filosofía política, pero que las adoptó por el bien del interés general de los españoles.
Rajoy, pese a decantarse por la austeridad y por acometer -esto sí lo prometió en campaña- el plan de reformas estructurales más ambicioso de la historia reciente del país, apenas si ha mejorado dos de los indicadores más temidos. El 21 de noviembre de 2011 la prima de riesgo se situaba en los 463 puntos básicos, mientras que ayer cerró en los 454. El interés de los bonos españoles a diez años apenas si ha menguado: del 6,55% de hace un año al 5,87%.
«¿Qué habría pasado si no hubiéramos tomado estas medidas?», respondió ayer Mariano Rajoy. Fuentes del Gobierno interpretan este comentario del presidente como una clara alusión a que sin las reformas y los ajustes acometidos, España habría acompañado ya a Grecia, Portugal e Irlanda en la nómina de países intervenidos por la Unión Europea.
Rajoy ha supeditado hasta ahora toda su acción de Gobierno a evitar el rescate como país y cumplir con el compromiso suscrito con Bruselas de reducir el déficit del Estado hasta el 3% a finales de 2013.
Encauzados estos hitos, el presidente sitúa ahora el campo de batalla en lograr financiación a precios razonables para las administraciones pero, sobre todo, para empresas y familias
«Hoy nuestro principal problema no es atajar déficit sino obtener financiación a precios razonables», acotó. Rajoy discrepa tajantemente con los que opinan que la austeridad y los incentivos para el crecimiento son antagónicos. Por ello le incomodan ciertas comparaciones, como a la que fue sometido hoy en la Moncloa. El discurso de su invitada, la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, estuvo plagado de referencias al grave error que cometió su país potenciando el ajustes fiscal durante dos décadas, lo que paralizó el crecimiento, aunque le echó un capote a su anfitrión al destacar que «la combinación de austeridad y crecimiento es la mejor forma de superar los retos que plantea una crisis».
Justificación
Rajoy eludió resumir todo lo acontecido desde su éxito del 20-N. Tan solo se detuvo en incidir en que comprende la agitación social que han provocado algunas de sus decisiones. Reconoció que han sido medidas «que hacen daño a la gente y que son difíciles de explicar y de comprender», pero reafirmó que «son absolutamente imprescindibles para lograr la recuperación económica porque si no, créame, no las habría adoptado».
No quiso mirar al pasado más reciente, pero sí analizó el futuro inmediato. Reiteró que España en 2014 tendrá crecimiento económico positivo y se mostró convencido de que a finales de 2012 la economía española caerá menos del 1,7% vaticinado por su propio Ejecutivo. El año que viene la posición de la economía será mejor. El crecimiento no llegará hasta el 2014, pero en 2013 sin tener que acometer nuevos ajustes -al menos no se los pedirá la Unión Europea, según confirmó José Manuel Durao Barroso- será «un poco mejor».
Rajoy intenta evitar caer en el «optimismo antropológico» que profesaba su antecesor, José Luis Rodríguez Zapatero, pero sin abonar el pesimismo crónico que se ha instalado en la población española. Por ello, en sus reflexiones siempre da una de cal y otra de arena. «Estamos en una situación difícil, pero es transitoria. Estamos dando pasos en la buena dirección, aunque todavía queden momentos muy difíciles», espetó el presidente en presencia de Rousseff.
La rueda de prensa también dejó otros ejemplos de los aparentes vaivenes de Rajoy. Antes de llegar a la Moncloa aseveró que no era partidario de crear un banco malo. Ayer, por el contrario, acotó: «Acabamos de aprobar el llamado banco malo. Eso traerá buenos resultados».