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El sonido Glazz rescata el cassette
La banda portuense de jazz y rock progresivo se desmarca con Take 1, pura improvisación, grabada en analógico y de edición limitada
EL PUERTO. Actualizado: GuardarSiguen sin parecerse a nada. Salvo a ellos mismos. Vuelven sobre sus pasos y se meten de nuevo en el estudio, como cuando eran adolescentes, a improvisar. El resultado es el sonido Glazz más auténtico, pero con un punto más potente, más rockero, que se vale de la distorsión y de los sintetizadores analógicos para abrir una puerta más. Son nuevas palabras, pero en el mismo idioma: el de la espontaneidad y la frescura que han marcado la trayectoria de la banda portuense.
Su fusión de jazz, rock progresivo, flamenco y todo lo que encaje en el buen gusto, se desmarca con un nuevo trabajo que resume su naturaleza: la de la música que está viva, que se crea sobre la marcha, bajo la intuición y la complicidad de sus autores. Después de Let's Glazz y Cirquelectric, llega Take 1, el primer tomo de una trilogía grabada en analógico y editada en CD y en cinta de cassette. Una edición limitada que se puede comprar desde hoy en el portal on line de música Bandcamp. «En Glazz nos auto editamos, y tenemos un presupuesto limitado. Para respetar la grabación analógica y sus matices, lo más lógico era conservar su sonido con el mismo formato. Y lo más asequible, más que el vinilo, era el cassette. Y al mismo tiempo pensamos que sería un buen golpe de efecto». Durante tres días, Jose Recacha, Javi Ruibal y Daniel Escortell -guitarra, batería y bajo- se encerraron en el estudio portuense Trafalgar, de Curro Ureba. Poco les duró el guión que llevaban en la mano. «Cuando comenzamos a probar los instrumentos y el sonido, fuimos improvisando. Y en lugar de grabar lo que llevamos cuatro o cinco años tocando, decidimos dejarnos llevar».
Una técnica que para ellos es la más natural y que a priori es el alma de Glazz. Javi, Jose y Daniel eran quinceañeros cuando comenzaron a reunirse en el estudio para tocar juntos. «Es como hablar entre amigos y pasarlo bien. Uno le dice una cosa a otro, y el otro responde al chiste. Es divertido».
Sin discográfica
Un hábito que en este nuevo trabajo roza la quintaesencia, pero que además de partir del ingenio y talento que gastan estos músicos, parte de una base de trabajo con muchas horas de ensayos, centenares de conciertos en todo el territorio nacional y en Inglaterra, Cuba, Japón, Jordania, Líbano y Marruecos. «En el escenario nos entendemos muy bien. Con mirarnos o dar tres notas seguidas, ya sabemos cómo va la cuarta». El resultado son cincuenta minutos de música intuitiva y locuaz, que dibuja paisajes con el encanto de mantener al oyente en la incertidumbre de no saber cuál será la siguiente melodía. Ni siquiera tras haber escuchado la grabación varias veces. Siempre hay lugar para las nuevas tonalidades. «No hay partes tímidas, con seguridad y solidez vamos resolviendo, como si estuviésemos en un concierto y tuviéramos que responder ante el público que está escuchando».
Pese a sus méritos, la banda sigue sin discográfica. «No se trata de que nos fiche, sino de colaborar, asociarnos para editar nuestro trabajo. Pero no sabemos por qué no llegamos ahí, si es porque estamos demasiado al sur... Aún así, nos va muy bien. Los discos se venden en los conciertos, y la preventa que hemos probado con Take 1 ha funcionado mejor de lo que esperábamos».