la última

Violencia informativa

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En la llamada sociedad de la información, no sé qué pintan los mal llamados piquetes informativos. Además es España el lugar de Europa con más horas de consumo de televisión, por lo que la gente tiene todo el acceso que quiere a estar informado. Seguro que a finales del siglo XIX y comienzos del XX, el nacimiento del sindicalismo de clase y su instrumento para subvertir el orden impuesto mediante las huelgas generales, requerían como instrumento imprescindible para el equilibrio de las fuerzas que se enfrentaban por aquel entonces, los piquetes informativos, que no solo actuaban como tal, sino en una doble función, también como coactivos empleando la fuerza. Aún sigo teniendo en mi mente la imagen de Alicia Arroyo, propietaria de un local la Gran Vía madrileña y que fue vejada e insultada por ejercer su derecho de abrir su empresa y trabajar. Supongo que habrán sido miles de salvajadas, que no meras anécdotas, las que los muchos piquetes coactivos, que no los meramente informativos que también los habría, habrán ejecutado con la anuencia y quietud policial. Alicia es empresaria y contribuyente, a final de mes pagará la Seguridad Social de sus trabajadores, trimestralmente está sujeta al IVA, una vez al año al Impuesto de Sociedades y como ciudadana también al IRPF, es decir, contribuyente neto sin duda, y el Estado la protege como observé en la Televisión. Simplemente vergonzoso. Y si Alicia no paga, ese mismo Estado pondrá todos los medios coercitivos de que dispone para que pague.

Sigamos. Las cifras. La cara de vergüenza se les debía de caer a Pili y Mili o a Zipi y Zape, cuando hacen balance de lo ocurrido. Miren, existe un dato objetivo del seguimiento real de cualquier huelga, utilizando el dato de las incidencias ese día en la Seguridad Social, ya que las empresas deberán comunicar a la Tesorería General de la Seguridad Social los que la han secundado, ya que estos no cotizan ese día y en consecuencia hay que hacerlo constar en los documentos de cotización. Pues bien, sí los propios sindicatos manifiestan que un millón de trabajadores menos la secundaron y por los datos obtenidos de Seguridad Social, la huelga del pasado marzo solo la siguieron 800.000 trabajadores, resulta que me da negativo. Lo que quiere decir que la huelga ha sido un fracaso. Sí es cierto que cosa distinta han sido las manifestaciones, aprovechando el día de las convocadas en toda Europa y esa sí han tenido mayor aceptación. No obstante en enero de 2013, sabremos las cifras de incidencia en las cotizaciones correspondientes a noviembre y sin riesgo al equívoco, determinaremos fidedignamente las cifras.

La estimación objetiva a día de hoy, según lo manifestado con anterioridad: aproximadamente el 6% la población laboral del sector privado la ha secundado. A parte de esa pesada broma violenta, cínica y tramposa en la que consisten muchos de esos eufemísticamente llamados piquetes informativos, el gobierno debiera gobernar en aras al interés general, exigiendo el estricto cumplimiento de la Ley, sin amedrentarse de piqueteros y demás organizaciones venidas a menos, que ya no se representan ni a sí mismas. La cara de vergüenza se les debería de caer observando las imágenes de mi admirada Alicia. Pero, para que se les caiga, deben tenerla y no la tiene. La vergüenza claro.