Atocha, a medio gas
Un centenar de personas se ha concentrado en el interior de la estación madrileña | La presión de los piquetes ha descendido con el paso de las horas
MADRID Actualizado: GuardarBanderas, silbatos y megáfonos rompían el extraño silencio que se había adueñado de la madrileña estación de Atocha. A primera hora de la mañana, alrededor de un centenar de piquetes se concentraba en el interior del recinto, vigilado por decenas de policías que acordonaban las entradas y salidas del metro, los trenes de cercanías y los de largas distancias. Entre gritos de "Hacía falta ya una huelga general" y "Menos Policía, más educación", los manifestantes han recorrido varias veces las zonas de libre acceso, entre el apoyo y el reproche de partidarios y contrarios a la jornada de paro.
Al primer 'bando' pertenece Margarita de la Riva, de 34 años, una cuidadora de niños que llegaba tarde a su trabajo en Torrelodones. "Estoy esperando a que vengan a recogerme porque tendría que haber entrado a las 8.15 horas y ya son las 10.30, así que imaginate", explicaba. Aún con todo, "entiendo los motivos de la huelga y creo que es necesaria y justa hacerla, tal y como se están poniendo las cosas". Y se justifica: "Muchas veces por miedo al despido pues no la haces".
Un hombre que prefiere mantener el anonimato aseguraba que "el país no está para huelgas. Debemos trabajar". "Me está costando el triple llegar al trabajo", se lamentaba. Aunque sacaba un dato positivo: "La huelga está despertando la solidaridad entre los ciudadanos. A mí me ha traido hasta Atocha una chica que pasaba en coche por mi parada de autobús".
Cristina Martín Hurtado, una abogada de 25 años, se dirigía a su trabajo caminando. "He entrado en la estación para ver si podía coger el tren pero he visto que no va muy bien así que seguiré andando otra media hora", comentaba entre risas. "Si estuviera en otras circunstancias, yo haría huelga pero no tengo muy claro si va a servir o no". La letrada planteaba también una queja hacia los piquetes: "Me parece fatal que entorpezcan la labor de quienes quieren trabajar".
Los establecimientos
De ello se quejaban las encargadas de la tienda Coronel Tapioca de la estación. "Nos han lanzado papeles y octavillas desde fuera y han puesto pegatinas en el escaparate del establecimiento", afirmaban. Pero la queja venía por otro motivo. "Cuando hemos ido a quitarlas nos han dicho que no lo hiciéramos y les hemos contestado que nosotros queremos trabajar", resumían. A pesar de todo, el incidente no ha llegado a mayores.
Muchos establecimientos no han abierto sus puertas hasta bien entrada la mañana y uno de los pocos problemas que ha habido en el interior de la estación ha sido el desmayo de una mujer que rápidamente ha recibido atención por miembros de seguridad y sanitarios.