Sergio Ramos y Pilar Rubio: historia de un noviazgo fugaz

Estaban llamados a ser la pareja de moda del momento, a convertirse en los reyes de la prensa del corazón, hacían planes para irse a vivir juntos a una exclusiva urbanización madrileña, ella había dejado a su novio de toda la vida y él había abandonado -ahora habrá que decir 'aparcado'- su faceta de 'picaflor'... Sergio Ramos y Pilar Rubio se lo jugaron todo a una carta con una relación por la que nadie daba un duro. Y los agoreros pronósticos ya se han cumplido. Según publica 'Vanitatis', fuentes cercanas a la pareja, que ya veían venir el desenlace desde el inicio del romance, aseguran que la ruptura es definitiva. El amor -¿?- sólo les ha durado dos meses. Ahora, ella divide su tiempo entre Madrid y Londres, donde pretende refugiarse hasta que escampe.

El central madridista, conocido por sus relaciones en serie con mujeres espectaculares, y la presentadora más despampanante de la tele comenzaron a salir a principios de septiembre. Al parecer, fue el deportista quien dio el primer paso cortejando a Pilar vía SMS. Se dice que fue insistente, inmune al cansancio, como buen deportista. Y acabó por seducir a la chica, a pesar de que ella salía con Molly, cantante del grupo heavy 'Hamlet', desde hacía diez años.

Aunque al principio jugaron al despiste para que los paparazzi no confirmaran su relación vía fotográfica, recientemente aparecieron instantáneas de ambos haciéndose arrumacos, lo que causó un gran revuelo. Les 'cazaron' a las puertas del Hotel Villamagna, donde el Real Madrid celebraba su empate contra el Barça. El precio del esperado beso -en el cuello- fue de 20.000 euros. Pero, una vez hecha pública la relación, apenas ha durado. Algo que, insiste 'Vanitatis', no ha sorprendido al círculo más próximo de la ya ex pareja, que no ha dudado en declarar que lo suyo “no era una relación seria”.

Balance de daños: la presentadora de Telecinco se queda de nuevo soltera y sin compromiso -para regocijo de muchos-, su ex Molly sigue, según la publicación, sin levantar cabeza y en casa de sus padres, y Sergio Ramos se muda, solito, a La Finca, un búnker de famosos que esperaba compartir con la curvilínea Pilar Rubio.