Rubalcaba acusa a Mas y Rajoy de tapar sus recortes con «banderazos»
Margallo opina que el referéndum sería un golpe de Estado jurídico y el president replica que vetarlo sería un golpe de Estado democrático
BARCELONA.Actualizado:El secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, irrumpió ayer por primera vez en la campaña catalana y lo hizo con dos mensajes, uno dirigido a los votantes de izquierdas y otro a los llamados soberanistas de cartera, las personas que se han convertido al independentismo como consecuencia de la crisis. Rubalcaba no se prodigará mucho en la campaña y solo volverá al mitin final del PSC. Y es que las aguas no bajan muy calmadas en las relaciones entre ambos partidos, pero ayer Rubalcaba y el líder de los socialistas catalanes Pere Navarro cerraron filas y se emplearon a fondo contra CiU y el PP.
Aunque las encuestas no son favorables al PSC, los socialistas se aferran al hecho de que más del 55% electorado catalán se declara de izquierdas o de centro izquierda, a pesar de que luego vote mayoritariamente a formaciones conservadoras. Rubalcaba buscó ese flanco y acusó a CiU y PP de «agredirse con las patrias y las naciones» para «no hablar de los hospitales y escuelas que han cerrado en su mandato».
«No dejaremos que la derecha se líe a banderazos» para esconder sus tijeretazos al Estado del bienestar, dijo Rubalcaba en Tarragona, donde participó en un acto a favor del corredor Mediterráneo acompañando al candidato del PSC, Pere Navarro. El líder socialista también fue muy crítico con el independentismo y defendió la tercera vía federalista que propone el PSC, equidistante de populares y convergentes. A su juicio, la «ruta soberanista no conducirá al final de la crisis, sino a retrasar» esa recuperación económica.
El mensaje iba destinado a un nuevo tipo de votante independentista, que no se ha sumado a la causa secesionista por un sentimiento identitario sino porque ha calado el discurso de que una Cataluña independiente estará mejor gestionada, será más rica y próspera y no será expoliada por el Estado. «Entiendo que haya independentistas, pero los que creen que las aventuras soberanistas son la mejor manera de salir de la crisis se equivocan, no les están diciendo la verdad», señaló. Sobre el derecho a decidir que defiende el PSC y que el PSOE rechaza, no hizo ninguna referencia en aras de la cohesión socialista.
Prevaricación
La temperatura de la campaña se elevó unos grados con unas palabras del ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo, quien aseguró que si la Generalitat convoca un referéndum amparado en la ley catalana de consultas que debe aprobar el Parlament, el Gobierno lo impugnará y el Tribunal Constitucional suspenderá la convocatoria. Pero si Mas sigue adelante con su intención de preguntar a la ciudadanía, la consulta será «claramente ilegal», el president incurrirá en un delito de prevaricación y estará dando «un golpe de Estado en términos jurídicos».
«Lo que sería un golpe de Estado a la democracia sería no dejar celebrar la consulta», replicó Mas. El president, que muy al principio de la campaña no entraba en polémicas, ya no rehúye el cuerpo a cuerpo con el Gobierno y no tiene remilgos para entrar en el cruce dialéctico. Mas lamentó la «radicalidad y extravagancia» de García-Margallo y cuestionó por qué fue posible cambiar la Constitución por mandato europeo y ahora no se hace nada para que los catalanes puedan expresarse.
Pero Mas también mostró su cara más amable ante los empresarios del Instituto de la Empresa Familiar reunidos en Barcelona, a los que pidió que se «desdramatice» sobre el alcance de su proyecto soberanista. El presidente de la Generalitat, que empleó el castellano en todo su discurso, algo poco usual, e incluso habló de España como «nuestro país», abogó por una Unión Europea federal en la que haya más estados, pero cada uno de ellos con menos poder. «No habrá aranceles ni aduanas ni fronteras y habrá libre circulación», expresó. A su entender, hay «cosas que se dramatizan más de la cuenta en España».