CiU y PP apelan al voto útil de independentistas y autonomistas
Rajoy acusa a Mas de carecer de «sentido común» y el PSC dice que el 'president' está manchado por la corrupción
BARCELONA.Actualizado:En el primero de los 15 días de campaña para las elecciones catalanas más polarizadas desde 1980, CiU y PP apelaron ayer al voto útil, al sufragio «prestado» de las otras formaciones que conforman los dos bloques en que se dividen los comicios, el soberanista y el autonomista.
La federación que lidera Artur Mas reclamó el apoyo de todo el arco nacionalista e independentista y se erigió como la única fuerza capaz de tirar adelante el referéndum de autodeterminación, mientras que los populares hicieron una llamada a los votantes del PSC, Ciutadans o los más conservadores de CiU, justo para todo lo contrario, evitar la separación de Cataluña de España.
CiU, que ha planteado una campaña 'low-cost', donde más que mítines ofrece ruedas de prensa, se presenta con la intención de ser la fuerza hegemónica y la que debe liderar el camino hacia el estado propio en los próximos años. Mas lo resumió de forma gráfica en una frase: «Votar a CiU no es hacerlo a unas siglas sino a un proceso». Un proceso hacia la segregación, que tiene como primera estación la celebración de un referéndum de autodeterminación en los próximos cuatro años, ya sea con la ley española, la catalana, la europea o la legislación internacional.
«Estamos ante la operación política de mayor envergadura en 300 años», dijo el candidato a la reelección, que prometió que lo primero que hará si es elegido presidente de la Generalitat será impulsar una declaración solemne en el Parlament para ejercer el «derecho a decidir» de los catalanes. El objetivo de esta declaración es que, «dado que Cataluña será observada con lupa», consiga «ganarse el respeto de las instituciones europeas y la comunidad internacional e idealmente, aunque esto parece más difícil, del propio Estado español», relató.
También anunció que su primera acción en el Govern será convocar a todas las fuerzas políticas, «las que estén a favor del derecho a decidir y las que no», a una reunión solemne para debatir «cómo se enfoca esta nueva etapa».
Artur Mas se siente fuerte y ganador, las encuestas le sonríen y, por qué no, aspira al doblete. No solo reclama una mayoría clara, amplia y excepcional para su partido, sino que además pide que el próximo Parlamento catalán sea el más soberanista de la historia. Solo así su plan podría salir adelante. Con un 40% de indecisos, una buena parte de los cuales duda entre votar entre CiU y Esquerra Republicana o CiU y el PSC, el candidato nacionalista demandó «un Govern fuerte y un president fuerte» para negociar el proceso del derecho a decidir con el Estado, un punto de arranque de una etapa que, según dijo, no tiene marcha atrás.
CiU roza la mayoría absoluta y se la juega en la campaña con un difícil equilibrio. Si peca de ambigüedad, podría perder fuerza en beneficio de los independentistas de Esquerra, y si aprieta en exceso el acelerador soberanista, algún votante moderado podría apearse del carro.
«Sentido común»
En el lado opuesto, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, se mostró muy crítico con Artur Mas, al que acusó de «jugar a dividir», «enfrentar a la sociedad catalana, de carecer de «sentido común» y «responsabilidad», de «romper la baraja», de «engañar» y no decir la verdad, de «huir» de sus cometidos y de «embarcar» a los catalanes en un viaje a ninguna parte que no se sabe a dónde va.
En el primer día de la campaña de las elecciones catalanas, el presidente del Gobierno irrumpió en la cita electoral apelando en Lérida, ante unos 700 seguidores, a la responsabilidad de los ciudadanos catalanes para que den su apoyo al PP, una formación que se «compromete a construir, a hablar, a escuchar y ayudar a resolver un problema que otros han creado», según señaló en referencia al plan soberanista proyectado por Mas.
El tercero en discordia y a la baja, el candidato socialista, Pere Navarro, calificó de «absolutista» la mayoría que reclama CiU. Acuciado por unas encuestas muy negativas y agarrándose al clavo ardiendo del alto porcentaje de indecisos, Navarro arrancó la campaña pisando fuerte y quemando unas cuantas naves de golpe. Acusó a CiU de «estar bajo sospecha» por los casos de corrupción del expolio del Palau de la Música y de las ITV y reclamó a los nacionalistas que «expliquen de dónde viene su financiación».