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El presidente llamó personalmente a varios votantes para recordarles la impotancia que tenía su sufragio para el futuro de Estados Unidos. :: JEWEL SAMAD / AFP
MUNDO

Un presidente ante el reto económico

El Congreso tiene hasta fin de año para lograr acuerdos presupuestarios que eviten recortes automáticos La amenaza de la bancarrota obligará al nuevo Gobierno a un duro trabajo en los próximos meses

MERCEDES GALLEGO ENVIADA ESPECIAL
CHICAGO.Actualizado:

«Después de todos los mítines y todos los millones de dólares en anuncios, todo se reduce a vosotros, los votantes», sentenció Barack Obama en su último mitin, con lágrimas en los ojos. «Esto ya no está en mis manos». No quería decir que se hubiera terminado el trabajo, sino todo lo contrario. Las urnas solo cantaban ayer quién tendrá que enfrentarse a los muchos retos que esperan a Estados Unidos en los próximos meses y años. «Queda mucho camino por recorrer», advirtió.

Con todas las cartas echadas, pero sin encuestas claras que permitiesen relajarse, la campaña de Obama se entregó ayer a la superstición. El presidente volvió a su antigua casa de Hyde Park en Chicago a esperar los resultados, jugó su tradicional partido de baloncesto del día de las elecciones y sus asesores almorzaron en el restaurante The Gage, tal como hicieron hace cuatro años cuando ganaron las elecciones.

«Supongo que todo el mundo tiene sus supersticiones», admitió el maitre del restaurante irlandés, Michael Burkholder, que si bien era obvio que no simpatizaba con el mandatario demócrata, sí entendía el fetichismo de sus últimos momentos de ansiedad. «Es como en el fútbol, que no te cambias los calcetines para repetir la victoria». Boston y Chicago, donde reposaron los dos candidatos tras concluir la campaña más cara de la historia, que ha costado 2.600 millones de dólares entre el legislativo y el ejecutivo, reconocían el largo camino por delante.

Cuando el resultado de los comicios esté escrito en piedra, el Congreso volverá a Washington para sus últimas sesiones del 'pato cojo', esas en las que ya tiene poca autoridad moral porque a muchos legisladores se la acaban de retirar los votantes y estarán en paro dentro de un mes y medio. Ese es el tiempo del que disponen para evitar que el país caiga por el 'precipicio fiscal', un plan draconiano de recortes automáticos a todo lo largo y ancho de la administración, que según los analistas hará que el crecimiento de EE UU descienda entre un 3% y un 5% del PIB y caiga en una nueva recesión. En total, todos los departamentos del Gobierno, incluyendo el Pentágono, se repartirán entre 500.000 y 600.000 millones de dólares en recortes que empezarán en 2013 con 55.000 millones de dólares menos.

Andy Langenkamp, analista político en la consultoría ECR Research & Currency Consultants, lamentaba ayer «el espectáculo» en el que se ha visto inmerso el país «mientras los políticos juegan a la ruleta rusa fiscal», avisaba. «Sea cual sea el resultado Washington necesita tomar decisiones de peso antes de que se acabe el año».

Si no lo hace, automáticamente expirarán los recortes de impuestos que aprobó el Gobierno de George W. Bush. Con ello subirá para todos la carga fiscal, en un momento en el que la economía necesita nuevos estímulos y no ralentizarse con nuevos gravámenes. Los demócratas quieren negociar que se prorroguen de forma permanente esas deducciones para la clase media, pero los republicanos «han tomado a la clase media como rehén» y no aceptan ninguna extensión que no contemple también a los ricos. O en términos fiscales, todos los que ganen más de 250.000 dólares al año.

Los cinco agujeros

Alan Simpson, el exsenador republicano de Wyoming que Obama eligió para copresidir la comisión bipartidista para la responsabilidad fiscal, cuenta cinco grandes agujeros en los presupuestos de EE UU que, de no cerrarse, provocarán «la crisis más predecible de la historia». Empieza con la atención sanitaria, en la que se gasta el doble que cualquier otro país, a pesar de ocupar entre los puestos 25 y 50 en mortalidad infantil, muertes prevenibles y expectativas de vida. A este ritmo, el gasto médico consumirá un tercio del presupuesto federal para el 2020.

El segundo agujero es Defensa, en lo que según sus cuentas EE UU gasta más que los siguientes 17 países juntos, incluyendo Rusia y China. El tercer agujero está en el código fiscal, «el más inefectivo e ineficiente que se pueda imaginar», dijo Simpson. «Tenemos las tasas más altas pero recaudamos menos que nadie». Le sigue la seguridad social, que según las predicciones estará 900.000 millones en rojo para la próxima década y entrará en bancarrota en 2031, aunque otros estadistas lo adelantan a 2024. Si el Congreso no puede abortar antes del 31 de diciembre el precipicio fiscal, se sabe que podrá minimizarlo a posteriori, reduciendo la caída del crecimiento al 0,5% o al 1% en 2013, pero para entonces «los mercados nos habrán aplastado», avisa Simpson. Como ha ocurrido con España, cuya economía nunca fue tan importante para las elecciones presidenciales de EE UU como este año, publicaba el domingo 'The New York Times'.