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Las muchas inquietudes de Neil Young

El cantante y compositor edita su segundo disco en 2012 y publica sus memorias en EE UUEn 'Psychedelic Pill', el rockero canadiense se hace acompañar por su grupo de toda la vida y apuesta por el sonido rocoso

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En las memorias que Neil Young publicó hace unas semanas en EE UU (y que llegarán a España a principios de 2013 por medio de la editorial Global Rhythm), el rockero canadiense de 66 años reconoce su miedo a enfrentarse a la hoja en blanco sin la ayuda de la marihuana o el alcohol, combustibles creativos que usó durante 40 años para componer, hasta que se vio obligado a prescindir de ellos tras un aneurisma cerebral en 2005.

«No sabía qué iba a pasar, y ahora ya he averiguado que no importa», escribe Young, que ha demostrado durante todo este año que, efectivamente, esas drogas eran prescindibles: en junio editó 'Americana' una colección de versiones de canciones folk norteamericanas (además del himno británico, 'God Save the Queen'), y el próximo martes sale a la venta 'Psychedelic Pill', disco de temas nuevos grabado junto a Crazy Horse, el grupo que le lleva acompañando de manera discontinua desde 1968 en algunas de sus obras esenciales. Con Crazy Horse, Young suena como siempre fiero y suelto, cómodo en las largas partes instrumentales de temas como 'Driftin Back' (27 minutos de duración) o 'Walk Like a Giant' (16 minutos), que otorgan especial protagonismo al característico sonido distorsionado de las guitarras.

Pese al rocoso fondo sonoro, en las canciones de 'Psychedelic Pill' hay mucha ternura, desde un cariñoso homenaje a Bob Dylan ('Twisted Road') a un balance de la vida en pareja que parece dedicado a su esposa de los últimos 34 años, Pegi ('Ramada Inn'), pasando por una reivindicación de sus orígenes canadienses ('Born in Ontario') con evocaciones de su padre, un conocido periodista deportivo que murió en 2005.

También están presentes sus inquietudes personales, como su batalla contra el mp3 y los formatos digitales de compresión de la música. Ese es el tema principal de 'Driftin Back', en la que canta «cuando escuchas mi canción ahora/ solo te llega el 5%/ Antes te llegaba todo». Y es uno de los asuntos principales de su autobiografía, en la que narra sus esfuerzos para dar con un formato digital de alta resolución que conserve la potencia analógica de una grabación original de estudio. Lo ha llamado Pono y planea estrenarlo en 2013 con un reproductor y un servicio de descarga expresamente creados para ello, en lo que será un competidor del iPod e iTunes para melómanos audiófilos.

Pasión por los coches

Quienes han tenido la oportunidad de leer sus memorias ('Waging Heavy Peace') dicen que escasean en revelaciones musicales y personales. Al parecer, el canadiense ha tomado el modelo de las 'Crónicas' de su admirado Dylan: un relato no lineal en el que cuenta solo lo que le da la gana, y eso significa páginas y más páginas sobre sus obsesiones: el sonido digital, las maquetas de trenes y los coches. Reconoce que llegó a tener 35 automóviles antiguos (ahora son algunos menos) y es conocido su trabajo en pro de la automoción eléctrica con el proyecto LincVolt, un Lincoln Continental de 1959 que funcionará con energía limpia. El prototipo ardió en 2010 en el garaje de la casa de Young, pero ahora está en proceso de reconstrucción.

Con tantos frentes abiertos, es obvio que Neil Young necesita dinero, algo que reconoce en el libro, no sin ironía, como motivación principal para su escritura: «Escribir es muy cómodo, conlleva pocos gastos y es una buena forma de pasar el tiempo. Se lo recomiendo fervientemente a cualquier viejo rockero que esté corto de dinero y no sepa qué hacer».

Desde luego, no parece que Neil Young sea de los 'viejos rockeros' con demasiado tiempo libre y pocos planes. Al margen de una discografía que crece con sabiduría y del resto de sus proyectos, Young también tiene tiempo para otras causas: sigue participando en Farm Aid, conciertos anuales cuya recaudación va a parar a granjeros norteamericanos cuyas cosechas han sido destruidas por desastres naturales, y junto a su mujer organiza cada año el Bridge School Benefit, un festival a beneficio de los niños con graves minusvalías físicas y psíquicas, como sus dos hijos, ambos aquejados de parálisis cerebral. En la última edición, celebrada el pasado fin de semana en un auditorio cercano a San Francisco, consiguió reunir a Jack White, Guns n' Roses, Flaming Lips o Eddie Vedder, de Pearl Jam.