Una pareja de novios se besa para el reportaje fotográfico de su boda bajo un cielo tormentoso que anuncia la llegada del huracán 'Sandy' . :: GARY HERSHORN/REUTERS
MUNDO

Nueva York se blinda para recibir a 'Sandy'

La alarma desatada en la costa este de EE UU ante la llegada del ciclón obliga a evacuar a miles de ciudadanos y cierra el transporte público

NUEVA YORK. Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

El noroeste de Estados Unidos, el área más poblada y donde se concentra el poder político y económico del país, vivía anoche pendiente de un hilo la llegada de 'Sandy', el temible huracán cuyos vientos de más de 120 kilómetros por hora amenaza con paralizar la actividad de millones de personas. El temor a daños catastróficos llevó a las autoridades de los Estados costeros, desde Carolina del Norte hasta Maine, a ordenar evacuaciones masivas, suspensión de clases y clausura del transporte público. El metro de Nueva York, que mueve cada día a cinco millones de pasajeros, está cerrado desde las siete de la tarde de ayer y sin fecha de reapertura. Muchos temen que JFK, un aeropuerto vital para las comunicaciones de EE UU con el mundo, corra igual suerte en las próximas horas si los vientos del ciclón descargaban su furia en las costas de Long Island.

Las primeras rachas se dejaron sentir anoche en el populoso barrio costero de Far Rockaway, en Queens. Ubicado sobre una alargada península arenosa a un par de kilómetros del enjambre de terminales de JFK, sus viviendas de madera parecen poco preparadas para la severidad de una tormenta tropical. Algún vecino se apresuraba a tapar con tablones puertas y ventanas pero la norma, dada la rapidez con que el alcalde Michael Bloomberg ordenó la evacuación, era preparar las maletas y correr en busca de acomodo a casa de algún familiar. Quienes no dispongan de alojamiento alternativo pueden resguardarse en los espacios públicos habilitados por el ayuntamiento. «El alcalde se ha precipitado en pedir que dejemos nuestras casas tan pronto», se quejaba Jesús Bottaro, poco antes de abandonar su casa con su esposa y dos hijos. «Las previsiones dicen que hasta la tarde del lunes o martes la tormenta no golpeará con fuerza. Fuera de nuestras casas y sin metro para ir a trabajar la vida será una pesadilla». Los residentes tienen prohibido regresar a sus hogares antes del jueves a las 6 de la mañana.

Inundaciones letales

Los meteorólogos creen que 'Sandy', que viaja hacia el norte en paralelo a la costa, hará un viraje a la izquierda para penetrar entre Delaware y Maryland. La combinación de lluvia, viento y la crecida de ríos y mareas puede provocar inundaciones letales en zonas densamente pobladas, lo que ha llevado a varios estados a decretar el estado de emergencia.

Washington y Baltimore son algunas de las grandes ciudades que primero sentirían el impacto. De ahí hasta Boston, los núcleos habitados se suceden de manera ininterrumpida hacia el norte por Nueva Jersey, Nueva York y Connecticut. Sus gentes, ayudados por equipos de emergencia y unos 60.000 efectivos de la Guardia Nacional, trabajan a marchas forzadas para defenderse de la segura crecida de las aguas. A diferencia de lo que sucede en los estados menos poblados del sur, donde el cambio de trayectoria de un huracán puede marcar la diferencia en cuanto a los daños, los hombres del tiempo advierten de que esta vez poco importa que los vientos cambien su curso: la envergadura de 'Sandy' va a causar enormes destrozos dada la densidad de las zonas que va a encontrar a su paso. Solo falta saber en cuáles golpeará primero y con qué virulencia.

De todos los escenarios posibles, las autoridades están especialmente preocupadas por el impacto en el área metropolitana de Nueva York, Nueva Jersey y Connecticut, un entramado humano de más de 20 millones de personas, muy dependientes de las redes de servicios públicos para desplazarse y llegar al trabajo. La ciudad de los rascacielos ha decretado la evacuación forzosa de 375.000 personas de las zonas bajas de la desembocadura del río Hudson. Wall Street, el corazón financiero del planeta, ha echado el cierre mientras la clausura del servicio de trenes, metro y autobuses va a propiciar un estado de aislamiento que deja pequeña las peores tormentas de nieve que caen en la ciudad cada pocos lustros.