ANDALUCÍA

MONTESQUIEU Y LA HUELGA

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EN la pasada campaña de las elecciones andaluzas el coordinador de Izquierda Unida y candidato por esta formación, Diego Valderas, repetía como eslogan su propósito de «parar la ola azul» del PP y cambiar el «rosa desteñido» de San Telmo, sede de la Presidencia de la Junta que ostenta el PSOE desde 1982. Hay indicios de que, al menos en apariencia, los socialistas están cogiendo algo del color de IU.

El pasado viernes, Griñán dijo que fue una equivocación la reforma de la Constitución para fijar la estabilidad presupuestaria, es decir, un tope al gasto público. Fue hace un año y entonces Griñán no decía lo mismo. Pero sí Valderas, quien era ridiculizado, casi ni tenido en cuenta cuando en el Parlamento acusaba al PP y al PSOE de dar un mazazo a la economía andaluza, sustentada, como se ha demostrado, en el gasto público en gran parte. Ahora Griñán le da la razón. Es el primer cargo del PSOE en admitir el error de aquel acuerdo fraguado entre Zapatero y Rajoy para calmar el acoso de los mercados europeos sobre la deuda española.

No es lo único. La comisión de investigación sobre el caso de los ERE, cuyo dictamen está al caer, se debe al pacto con Izquierda Unida. Conocida era la opinión en contra del PSOE hace solo diez meses. El próximo miércoles se aprobarán los primeros presupuestos del Gobierno de coalición y serán la prueba del algodón. Por lo pronto, el programa estrella es un plan de ayudas para parados de larga duración y mujeres maltratadas que responde a una petición de IU que Griñán ya avanzó en su discurso de investidura.

Pero si estas influencias de IU dan al PSOE un tono más sonrosado que le favorece, hay otras que quizás debieran sonrojarle. Zoido, quien apenas ocupa una mínima parte del hueco que dejó Arenas, estuvo acertado el jueves cuando reprochó a Griñán su paradójico cambio de opinión sobre la huelga general según gobierne el PSOE o el PP. Los diputados y los consejeros de IU, incluido el vicepresidente Valderas, han anunciado que secundarán la huelga del próximo día 14 contra los recortes. Hicieron lo mismo en la última que se convocó contra Zapatero. Son consecuentes, aunque hay dudas sobre si un cargo institucional o electo puede ausentarse de su obligación. Griñán pensaba que no hace un año cuando dijo que el Parlamento no debe hacer huelga porque la democracia «no se paraliza ni se suspende». Es verdad que los diputados del PSOE no harán huelga. El subterfugio consiste en posponer el pleno previsto para el día 14 al día 15. También es verdad que Griñán no ha explicitado su apoyo a la huelga, pero tampoco vale que apele a Montesquieu para decir que no tiene nada que ver con la decisión del grupo socialista de cambiar la fecha del pleno. Como presidente de la Junta, no, pero como secretario general del PSOE, sí. Además hay algo contradictorio: en la web de la Presidencia aparece entre sus discursos el que pronunció ante el grupo parlamentario al comienzo del periodo de sesiones. Ese día Montesquieu debió estar en huelga.