El luto va por fuera
La empresa de pompas fúnebres Funespaña viste con diseños modernos a sus trabajadores y ofrece entierros a la carta
Actualizado:La muerte es un negocio seguro. Ya puestos a palmar, lo mejor es dar gusto al finado y hacerlo, además, con elegancia. Harta de la poca prestancia de los empleados funerarios, la empresa Funespaña ha vestido a sus trabajadores con diseños modernos que desvanezcan su lúgubre estampa. Miguel Ángel Aldeguer es el ganador del concurso 'Rediseña el luto', con el que se intenta mejorar la imagen del gremio de los sepulteros y oficios afines.
Las funerarias han encontrado un nicho de mercado satisfaciendo las extravagancias del difunto, que no son pocas. La industria de pompas fúnebres, que avanza una barbaridad, trata de agasajar la vanidad del difunto con entierros para recordar durante toda una eternidad. Se trata de ofrecer al cliente exequias a la carta, más allá del anodino responso.
En la industria del luto hay todo un 'merchandising'. A riesgo de parecer morboso, usted puede llevar un trocito del su ser querido en forma de alhaja. El grupo Mémora, que trata de innovar en un sector que se rige por ritos ancestrales, ofrece la posibilidad de lucir un diamante hecho a partir del carbono presente en las fibras del cabello del cadáver. Adiós a la antigualla del guardapelo. Al fin y al cabo un diamante es para toda la vida.
El mismo grupo de empresas, que gestiona 120 tanatorios, tiene en su catálogo de primicias una joya con la huella dactilar del fallecido. El adorno, elaborado en oro o en plata, permite llevar un texto personalizado.
Como las incineraciones son más higiénicas que las engorrosas inhumaciones, hay que procurar no arruinar el sello medioambiental de las cremaciones. Nada mejor para ello que el 'ecofuneral'. Esta modalidad de exequias incluye la supresión de los herrajes del ataúd, cuyas pinturas y barnices están desprovistos de disolventes, con lo que se evita la liberación de dioxinas a la atmósfera cuando el se quema el cadáver. Las funerarias no quieren perder comba con el próspero mercado chino. Cuando un chino se va a al otro mundo, cada deudo y amigo le ofrenda una corona de flores, de manera que es fácil que se junte cientos de coronas en un mismo funeral, para gozo de los encargados de hacer caja.
A la vista de la crisis, Mémora permite a los familiares del muerto pagar en cómodos plazos el coste del servicio. Y es que morir cuesta en España una media de 3.700 euros, si se opta por lo más barato.
El consejero delegado de Fuespaña, Alberto Ortiz, adelanta por dónde van las tendencias. Quizá para evitar ese aire lóbrego de las pompas fúnebres, Funespaña apuesta por tanatorios más coloridos y luminosos, así como «cementerios del siglo XXI». Ortiz asegura que cada vez se demandan más ceremonias con un resumen de la vida del fallecido. Por eso no es extraño que se recurra a las nuevas tecnologías y se monten audiovisuales.