«El Estado no debe darme nada por escribir»
Javier Marías rechaza el Premio Nacional de Narrativa y adelanta que tampoco quiere el Cervantes
Actualizado:«Hubiera sido una indecencia y una sinvergonzonería aceptarlo». Javier Marías cumplió su palabra y dijo «no, gracias». El escritor hizo un «ejercicio de coherencia» y rechazó el Premio Nacional de Narrativa que se le concedió ayer por 'Los enamoramientos', su última novela. «Lo había advertido; he sido coherente con mi anunciada decisión de no aceptar premios estatales e institucionales en España», explicó el escritor y académico, que dio en público sus razones unas horas después de saberse premiado. Dijo que su decisión, «meditada y antigua», no supone «un rechazo a este Gobierno». Recordó que no recibe un premio oficial en España desde que aceptara en 1998 el de la Comunidad de Madrid y que no habrá más. «En el hipotético caso de que se me concediera el Cervantes, tampoco lo aceptaré», dijo sobre el galardón mayor de las letras hispanas, para el que ya le propusieron sus compañeros de la RAE.
«No es agradable decir que no a algo que supone un reconocimiento y pedir disculpas por ello. No es un gesto de arrogancia. No quiero que se vea como un agravio ni como un desdén, porque no lo es», dijo Marías. No quiere que se interprete la aceptación de premios «como que se me favorece por méritos espurios, de modo que soy coherente con mi postura». «Así lo he decidido y así lo he cumplido, intentado ser consecuente», reiteró por activa y por pasiva el escritor, que quiso ser amable y agradeció la distinción al Ministerio y muy en especial al jurado: «Supongo que habrán votado en conciencia y se lo agradezco aún mas».
Es una situación incómoda para Cultura y para ese jurado que falló en favor de Marías, pero no es nueva. Antes que él, rechazaron un 'nacional' el controvertido artista Santiago Sierra, que renunció en 2010 al de Artes plásticas; el diseñador gráfico Daniel Gil, que en 2001 se negó a aceptar una distinción especial del Premio Nacional de Diseño, y la compañía teatral Els Joglars, que comandada en 1994 por Albert Bodella dijo 'no' al Nacional de Teatro.
«He tenido muy claro que no podía aceptarlo y no me causa grandes dudas ni vacilaciones», dijo Marías, que explicó sus razones durante casi una hora lamentando no poder aceptar el premio. «Sería absurdo decir hoy que jamás voy a cambiar de opinión y que la mantendré hasta el fin de mis días. A lo mejor a los 85 años y con las facultades mermadas me hace una ilusión loca que me den un premio. Pero no veo razones para el cambio», ironizó.
El premio rechazado es considerado por Cultura como «no entregado». Dotado con 20.000 euros, reconoce cada año la mejor obra de narrativa publicada en España en 2011 en castellano o en cualquiera de las otras tres lenguas cooficiales. El jurado que premió la novela de Marías estuvo formado Darío Villanueva, Manuel González, Jon Kortázar Uriarte, María Ángeles Vilallonga y José Luis Corral. «En otras épocas hubiera sido motivo de alegría. Pero no he tenido dudas a la hora de pensarlo. Tampoco quería asimilarme a otros autores que se manifestaron siempre alejados del poder y acabaron aceptando premios», planteó. Marías explicó que la decisión es antigua, que no acepta invitaciones de instituciones públicas española desde 1995. «No quiero verme implicado en esa tendencia a politizarlo todo. Fui al Salón del Libro invitado por Francia pero no acepté más invitaciones ni del Cervantes ni de las embajadas ni del Ministerio». Una postura que ha mantenido al margen de quien gobierne. «Me da igual que sea el PP o el PSOE. No me prestaría a que se dijera que he sido favorecido por estos o por aquellos. El Estado no debe darme nada por ejerce mi tarea de escritor, que elegí y hago por propia iniciativa», aseguró.
Marías aceptó en 1979 el Nacional de Traducción -«tenía 28 años y por entonces la situación era otra»- pero «no aceptaría el Cervantes, aunque no creo que tenga ninguna posibilidad», dijo. Ha pedido a sus compañeros de la RAE «que no presenten mi candidatura». Tampoco se le ha pasado por la cabeza aceptar el dinero del galardón y donarlo. «No quiero ser demagógico y aceptarlo para donarlo luego lo hubiera sido. Es mejor que el dinero que no recibo lo destinen a lo que les parezca: ojalá fuera a las bibliotecas públicas, que han recibido cero euros en presupuestos, que es algo escandaloso», concluyó.