Rubalcaba se ve algo «desplumado» aunque capaz de resistir hasta 2016
El líder del PSOE admite que los tiempos exigen construir una alternativa al PP que aún no tiene lista
MADRID.Actualizado:No dijo nada que cambie lo anunciado ya el lunes por su número dos, pero esta vez todo salió de su boca. Tras dos larguísimos días de silencio en los que el PSOE hirvió y afiló cuchillos como solo él sabe al calor de los pésimos resultados electorales de Galicia y País Vasco, Alfredo Pérez Rubalcaba se sentó ayer frente a un par de micrófonos y, durante una hora, respondió a preguntas sobre la debilidad de su liderazgo, sus planes de futuro y su estrategia para sacar al hoy principal partido de la oposición del pozo en el que se encuentra. «Fui elegido secretario general por cuatro años y soy partidario de cumplir los plazos», dijo tajante.
Fue una comparecencia medida, un poco para el gran público y un mucho para su partido. Ni habló directamente de deslealtades internas ni cayó en el tono belicoso, pero tampoco hizo esfuerzos por negar que el clima que vive su formación es el que es. «El fotógrafo que me ha bajado la silla ha conseguido una buena foto: 'Rubalcaba inclinado', 'Le mueven la silla'...», bromeó nada más entrar en la sala y tras ocupar un asiento que se hundía sin remedio. «Ya tienen titular ¿Me puedo ir?».
El jefe de filas del PSOE llegó incluso a admitir que en estos meses se ha dejado «algunas plumas» defendiendo una línea de oposición que no satisface a una buena parte de su formación y que, en consecuencia, ahora se siente «un poco desplumado». Pero, en resumen, la idea que quería lanzar era la de que no se irá, a menos que le echen, y que el único cambio que obrarán los resultados del domingo será el de trabajar más deprisa para construir una «alternativa» al Gobierno de Mariano Rajoy.
Porque, según Rubalcaba, ahí radica el principal problema de su formación: «Muchos ciudadanos piensan que el PSOE no tiene proyecto alternativo -y él no lo niega- y otros no están dispuestos a escucharlo». Su plan, cuando ganó el congreso federal de Sevilla, en febrero, era darse un tiempo para recomponer la 'herramienta', el partido, y celebrar este otoño una conferencia de contenido orgánico; un año después, a finales de 2014 hacer una conferencia política de renovación ideológica, y en 2015, en vísperas de las elecciones, otra que definiera su modelo económico. Un cambio tranquilo y por etapas que, visto con perspectiva, no encaja en los tiempos que corren.
Misma oposición
«Los problemas se nos han amontonado», dijo. Y esos problemas son una crisis sin freno que tiene a los ciudadanos «angustiados», un «problema territorial que era esperable, pero no tan rápido», y el hecho de que el Gobierno esté «achicando espacios al consenso», cuando él había diseñado una línea de oposición encaminada a lograr pactos de Estado. Ahora bien, no cree que deba cambiar de actitud. «Los pactos de Gobierno fortalecen a un país; lo sigo creyendo y lo voy a seguir defendiendo», avisó.
Ni cambia de actitud en eso ni se retracta de su idea de que aún no es momento para hablar de primarias a pesar de que la presión de los 'barones' socialistas para que no se espere a 2015 y se adelante al próximo año la designación del candidato para las elecciones generales ha crecido incluso entre algunos de quienes le dieron su apoyo en el congreso contra Carme Chacón. No se retracta, al menos en público. Algún dirigente territorial asegura que «ya ha asumido que hay que precipitar el calendario» y que «él no es la persona adecuada». Pero en el círculo más próximo al secretario general lo niegan e insisten en que aún es pronto para esa batalla.
Saben que antes habrá que dar otras. La fecha en rojo en el calendario es el 26 de noviembre, una vez hayan pasado las elecciones de Cataluña. Hasta ahí llega la tregua que, pública aunque veladamente, planteó el lunes el presidente del partido y de la Junta de Andalucía, José Antonio Griñán. Rubalcaba, con idéntica sutileza, le mandó ayer de vuelta un mensaje velado: «Andalucía es, ha sido y será clave en el PSOE español; tan pienso que es así que lo primero que hice fue ofrecer al secretario general de los socialistas andaluces la presidencia del partido. Ha colaborado muy bien conmigo y -aquí puso el subrayado- estoy seguro de que va a seguir siendo así».
Para el resto de críticos también hubo recado. «Me precio de ser una persona que sabe escuchar, aprendo mucho de todo el mundo y estoy abierto a todas las opiniones aunque las prefiero cara a cara que las que me mandan por teletipos». Pasadas las elecciones de Cataluña, en las que el hundimiento del PSC se da por más que seguro, llegará la prueba de fuego de su liderazgo. Habrá una reunión del Comité Federal, el máximo órgano del partido entre congresos, y no será pacífico. «Quiero que me digan a la cara todo lo que tienen que decirme», dijo. Los díscolos se mueven y tantean apoyos. Ferraz también.