Aznar augura que Cataluña se romperá si se separa de España
El expresidente aboga por reformar el modelo territorial para reafirmar la España constitucional
MADRID. Actualizado: GuardarEn época de tensiones territoriales, José María Aznar hizo una encendida defensa de la España constitucional frente al «chantaje» de los nacionalistas que quieren dar una «patada al tablero» de la convivencia. El expresidente del Gobierno, que ayer entregó el Premio FAES de la Libertad al escritor Mario Vargas Llosa, abogó por reformar el modelo territorial cuyo coste en términos de racionalidad jurídica y económica consideró «sencillamente insostenible». Unos cambios que deben servir, a su juicio, para reafirmar los principios de la España constitucional para que actúen como una especie de dique de contención frente a las «imposiciones y maniobras de exclusión».
«No debemos hacer dejación de España, debemos hacer más por España más de lo que nadie pueda hacer contra ella», espetó Aznar en presencia de Mariano Rajoy. Negó que la independencia pueda llegar a ser un buen negocio para Cataluña o para el País Vasco. De hecho se preguntó «qué hay de bueno en la ruptura y para cuántos». Es más, aseveró que Cataluña no podrá permanecer unida «si no permanece española». Auguró, en esta misma línea argumental, que España solo podría romperse «si Cataluña sufriera antes su propia ruptura como sociedad».
Aznar, como hizo Rajoy en el Senado, lamentó la «deslealtad» de los nacionalistas con los acuerdos constitucionales y ahora pretenden romper para buscar «la secesión y el conflicto». Reprochó con acritud a los dirigentes nacionalistas -aunque sin citar a Artur Mas ni a Íñigo Urkullu- su pretensión de contraponer la legalidad constitucional a la democracia, «como si esa legalidad no procediera de las instituciones legítimas de representación y de la decisión constituyente de la nación como único sujeto soberanista».
Ciudadanos y territorios
Los independentistas, a su juicio, no tienen un problema con la democracia, sino con el estado de derecho y recordó que la Constitución y sus efectos de orden fiscal, jurídicos o solidarios nacen de un acuerdo entre ciudadanos y no entre territorios. Sustituir esos derechos de los ciudadanos por otros territoriales o históricos sería, en su opinión, incompatible con la soberanía nacional.
Aznar puso mucho énfasis en constatar que el pacto constitucional no se rompe «solo porque alguien lo diga» sino que solo puede modificarse por los procedimientos que fija la ley.
Rajoy no intervino, pero sí el premiado. Mario Vargas Llosa fue, si cabe, más implacable. Aseveró que el gran problema de España ahora no es la crisis sino el nacionalismo, al que definió como una vieja ideología que renace en tiempos de crisis. «El nacionalismo es la cultura de los incultos», sentenció el premio Nobel de Literatura.