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La sombra siria amenaza Líbano

El presidente Suleiman evita la caída de un Gobierno acorralado tras la muerte de Wissam al-Hasan

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La oposición libanesa llamó a un «funeral masivo» para despedir al general Wissam al-Hasan y a las otras cinco víctimas mortales del atentado del viernes en el centro de Beirut. Saad Hariri, antiguo jefe de Gobierno y actual líder de la coalición opositora 14 de Marzo, fue el encargado de realizar el llamamiento «a todos los libaneses» para echarse a las calles en el último adiós al encargado de la Inteligencia policial. El diputado Nuhad Mashnouq añadió que este funeral «debe ser además un día de ira frente al carnicero Bashar el-Asad y el oscuro régimen que dirige Siria con el poder de la destrucción y quiere exportar sangre y devastación a nuestro país». Hasan será enterrado cerca de la tumba de quien fuera su jefe y ex primer ministro, Rafic Hariri, que también perdió la vida en un atentado en 2005.

Después de 19 meses la crisis siria había provocado numerosos incidentes internos en Líbano, pero este atentado eleva al máximo la tensión. Tras una reunión extraordinaria del Ejecutivo se especuló durante horas con la posible dimisión del primer ministro, Najib Mikati, pero finalmente compareció ante los medios para informar de que el presidente, Michel Suleiman, le pidió que se mantuviera en su cargo para evitar un «vacío político». Mikati destacó que «hay un vínculo» entre el atentado contra el responsable de Inteligencia y el caso del exministro Michel Samaha, detenido en agosto por su presunta implicación en un complot terrorista, y alabó al general Hasan por su «patriotismo y profesionalismo». Palabras que no sirvieron para calmar a la oposición, que siguió demandando su dimisión.

La investigación sigue abierta. El general Hasan fue el responsable de investigar la cadena de atentados que sufrió Líbano entre 2005 y 2008, en los que también se acusó a Damasco de mover los hilos, y en agosto dirigió la operación que acabó con el extitular de Información, Samaha, en la cárcel. El veterano político cristiano, partidario de El-Asad, fue detenido de madrugada en su casa de verano a 30 kilómetros de Beirut y acusado de ataques en el norte del país para enfrentar a las comunidades suní, alauí y cristiana.

El revuelo en los despachos estuvo acompañado de incidentes por todo el país con carreteras cortadas y manifestaciones esporádicas que en el caso de localidades como Bar Elias, en el valle del Bekaa, acabaron con dos heridos por disparos del Ejército. Además de las diferencias confesionales, las fuerzas políticas libanesas están divididas por su apoyo o rechazo al régimen sirio. El atentado del viernes fue un golpe directo contra una figura abiertamente contraria a Bashar el-Asad, lo que llevó directamente a los opositores libaneses a acusar a Damasco de estar detrás de todo. De nada han servido las condenas del régimen sirio y Hezbolá, que gobierna Líbano desde las últimas elecciones. La oposición libanesa tiene claro quién es el culpable.

Tras la condena oficial realizada el mismo viernes por el ministro de Información, Omran al-Zoubi, no hubo nuevas reacciones de los altos cargo del régimen a las acusaciones lanzadas en su contra por su presunta vinculación con el atentado. «La postura oficial es de rechazo a este y a todos los actos terroristas, por eso pedimos que como nosotros los condenamos, también la comunidad internacional haga lo propio con los ataques que sufrimos cada día», señaló un funcionario del régimen consultado.

En los medios locales se dio una amplia cobertura del suceso y, pese a la guerra abierta que afecta a muchos puntos del país, fue la noticia más destacada en informativos y periódicos. El Ejército Sirio Libre (ESL), sin embargo, compartió la opinión de los opositores libaneses, que les apoyan de forma importante en su intento de derrocar a El-Asad, y emitió un comunicado pidiendo «la unión para frustrar los planes» del presidente sirio y del jefe de Hezbolá, Hasan Nasralá.

Activistas consultados consideran lo ocurrido como «la venganza por la muerte del comandante de Hezbolá, Ali Hussein Nasif, en Siria a comienzos de mes. El general libanés era uno de los hombres más odiados y estoy seguro de que pese a las condenas no hay un solo miembro del régimen apenado por su pérdida». La frontera entre los dos vecinos es muy porosa y tanto el régimen como la oposición cuentan con el elemento libanés como una parte más de su estrategia para ganar la guerra por el control de Siria.