El PC del rey Gaspar
Actualizado:Mi hija ya sabe lo que va a pedir a Gaspar, su rey mago preferido: un ordenador portátil como el que hasta el curso pasado la Junta de Andalucía proporcionaba a los niños al llegar a 5º de Primaria. Este curso el pc se ha dejado de entregar debido a los ajustes presupuestarios. Ahora, los reyes tendrán que asumir la carga de servir tantos mini pc como peticiones tengan y éstas se presumen numerosas.
La crisis parece haber trasladado a la realeza de oriente y a los juegos de azar lo que antes estaba al alcance de cada uno. Muchos hemos querido tener a los niños alejados de estas miserias, pero a ellos también les afecta directamente, como a los que hasta ahora recibían clase en las aulas de los pueblos de todo el país, y que por la decisión de subir un 300% la ratio mínima de alumnos para permanecer abiertos -de 4 a 12- han cerrado por docenas en toda España, enviando a las familias a lugares más concurridos, al poner en tantos pueblos el cartel de 'Colegio cerrado y sin futuro por falta de dinero'.
Así que en casos como éstos resulta inútil negar a los niños lo evidente, pero algo no encaja si además se pretende defender el discurso de «haber vivido por encima de nuestras posibilidades», o que «un gobierno se debe administrar como una familia», con cartilla de racionamiento, mientras se sigue dando dinero a bancos ruinosos y con deuda pública se financia un banco malo.
Los niños a veces marcan la pauta, y ya nos están diciendo que lo que antes estaba en nuestras manos y ahora no, podría llegar a través de los Magos de Oriente. Pidámosles trabajo, crédito, dinero para las facturas y para los caprichos sin los que no podemos vivir. Pidamos también cultura y prosperidad, como cantó Carlos Cano en 'La murga de los currelantes'.
Ante la crisis, los Reyes Magos suponen una de las pocas alternativas realistas. Pero la solución no es perfecta. Pasan una vez al año, y para que las cartas surtan efecto requieren de toda la ilusión por parte de quien pide los regalos. Y quizá ilusión sea lo que más falte a los adultos. Hasta mi hija ya duda de la autenticidad de Gaspar. Si el miedo o las dudas suplen a la ilusión, algo caerá, pero no va a ser lo mismo.