Las FARC enfrían las esperanzas
El Gobierno de Colombia se niega a negociar los puntos puestos sobre la mesa por la guerrilla en Noruega
Actualizado: GuardarJuntos pero no revueltos, y con cierto sabor agridulce. Así comenzó ayer en Hurdal (Noruega) la segunda fase de las conversaciones entre el Gobierno de Juan Manuel Santos y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) encaminadas a buscar un acuerdo de paz. Sin embargo, pese a las posturas divergentes, la instalación del marco negociador fue «cordial» y proporcionó una fotografía poco posible hace solo unos meses, con todas las partes sentadas -incluyendo a países garantes y acompañantes- a la misma mesa.
Sus discrepancias fueron evidentes. Durante su discurso, el 'número dos' de la guerrilla, 'Iván Márquez' -alias de Luciano Marín Arango-, criticó con dureza la política económica del Ejecutivo y la «corrupción» de sus mandatarios, y dejó claro que no renunciarán a ninguno de sus principios para conseguir la paz en Colombia. Mientras, Humberto de la Calle, exvicepresidente y portavoz del Gobierno, subrayó que los temas que las FARC ahora ponen sobre la mesa «no están en la agenda» fijada a finales de verano en La Habana.
De la Calle pronunció una declaración de unos 25 minutos recordando que las «conversaciones serán directas e ininterrumpidas», pero los «plazos no son indefinidos». «Si las negociaciones no avanzan, el Gobierno no será rehén de este proceso», advirtió y exigió a sus interlocutores que mantengan la confidencialidad en todo momento. El que fuera 'mano derecha' del presidente Ernesto Samper (entre 1994 y 1998) subrayó que este «proceso será serio, digno y realista» por lo que los representantes del Gobierno no van a conversar a través de declaraciones de prensa, aunque prometió que «tampoco trabajarán de espaldas al pueblo». Sus palabras fueron conciliadoras, sin atacar a las FARC por su implicación en secuestros o asesinatos, aunque no obvió la falta de seguridad en el país.
El portavoz de Santos en la mesa negociadora precisó que «la finalización del conflicto no significa la inmediata consecución de la paz», y que por eso buscan «acuerdos eficaces». De la misma manera, admitió la necesidad de trabajar una agenda para cambios sociales, con garantías para la participación política y combatir el narcotráfico. «Lo que prometemos lo cumplimos, preferimos decir y no a engañar», precisó el funcionario que, en 1999, se sentó frente a 'Iván Márquez' en el Caguán.
«El silencio de los fusiles»
Pero en la rueda de prensa posterior respondió de forma tajante al discurso de los portavoces de la guerrilla, mucho más «beligerante». 'Márquez' criticó el gasto militar y también planteó temas no pactados como la petición de «nuevas fuerzas armadas» o la revisión de los tratados de libre comercio. «El Gobierno no discutirá sobre puntos no pactados», zanjó.
El jefe guerrillero pronunció un discurso mucho más largo, con continuas citas del fundador del grupo rebelde, 'Manuel Marulanda', y del abatido 'Alfonso Cano'. Aseguró que buscaban «la paz definitiva» pero advirtió que «la paz no significa el silencio de los fusiles, sino abarca la transformación del Estado». Pidió que EE UU se sume al proceso permitiendo la presencia física de 'Simón Trinidad', condenado en ese país a 60 años por terrorismo, y criticó las desigualdades.
«Nuestro puerto es la paz, pero no la paz de los vencidos sino la paz con justicia social», fijó el subjefe de las FARC. Aludió a quienes aseguran que la guerrilla están negociando porque están vencidas o porque quieren ganar tiempo: «Se equivocan». 'Iván Márquez' agregó que estan llenos de «moral de combate» e invitó a toda la sociedad a sumarse a los diálogos.
Humberto de la Calle insistió en que su «propósito no es venir a catequizar a nadie. De lo que se trata es de convenir una agenda para la conclusión del conflicto que permita a las FARC exponer sus ideas sin el acompañamiento de las armas y, con plenas garantías para su transformación en una fuerza política desarmada». Aclaró que solo hablaron sobre los cinco puntos definidos por sus «plenipotenciarios», y si no hay avances el Gobierno no permanecerá indefinidamente negociando.
La histórica jornada empezó cerca de las 8.30 horas. Los garantes, los representantes de Noruega y Cuba, ocuparon el centro de la larga mesa. A su derecha, se sentaron los cinco delegados de las FARC y a su izquierda los del Gobierno. El 5 de noviembre, los portavoces de ambas partes se volverán a reunir en La Habana para preparar la tercera fase de este proceso, que tendrá lugar en la capital cubana a partir del 15 de noviembre, cuando se abrirá el diálogo sobre el primer tema de la agenda acordada: el desarrollo agrario integral.