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Un grupo de controladores aéreos trabaja en la torre del aeropuerto de Hong Kong. :: AFP
MUNDO

Demasiadas bombas para los aviones chinos

Cinco amenazas falsas en mes y medio disparan las alarmas entre las autoridades, que temen un desgaste de la seguridad

ZIGOR ALDAMA
SHANGHÁI.Actualizado:

Lo extraordinario se está convirtiendo en algo habitual en China: el avión despega y pone rumbo a destino o está a punto de hacerlo, una fuente anónima avisa de que terroristas -generalmente de la región musulmana de Xinjiang- han colocado un artefacto explosivo, el aparato da media vuelta y el aeropuerto en el que va a aterrizar se prepara para un registro exhaustivo, que, finalmente, confirma que no había bomba alguna a bordo.

Que esto suceda una vez entra dentro de lo normal; dos veces pueden ser explicadas por el 'efecto imitación', incluso tres; pero que la situación se repita cinco veces en mes y medio roza lo surrealista. Sin embargo, así ha sido.

Los dos últimos casos de falsos avisos de bomba se dieron hace una semana cuando un enfermo mental llamó a Air China para avisar de que había colocado sendos explosivos en vuelos que iban a despegar de Lhasa -capital de Tíbet-, y de Nanchang -en la provincia de Jiangxi- con destino a Pekín.

El día anterior, otro avión que volaba de la capital china a Estambul había tenido que efectuar un aterrizaje de emergencia por una amenaza similar, como sucedió el 29 de agosto en un vuelo con destino a Nueva York, que fue el que abrió la veda de las bombas falsas. Los pasajeros, lógicamente, vivieron primero escenas de pánico, y más tarde de hastío, porque no pudieron continuar su viaje hasta muchas horas y diversos controles después. Las aerolíneas, por su parte, se vieron obligadas a cancelar algunos otros vuelos. Cada uno de estos episodios tiene un coste estimado en unos 40.000 euros por pérdidas directas, a lo que hay que sumar la movilización de operativos de seguridad.

Las autoridades anunciaron que los culpables han sido ya detenidos y han confesado haber realizado las llamadas. Xiong Yi, que fue arrestado días antes, reconoció ayer ante el tribunal que lo juzga haber creado una falsa alarma en otro vuelo anterior porque un acreedor suyo volaba en él y quería evitar que llegase a cobrar la deuda. Sus casos han salido a la luz para dar ejemplo, pero se teme que esta extraña epidemia continúe. Y no es tema baladí.

Peleas en el vuelo

El portavoz de la aerolínea China Southern ha explicado esta semana que esta serie de avisos de bomba es muy peligrosa para la seguridad de los vuelos. «Casi todas las emergencias provocan el caos, y el caos es el mayor enemigo de la seguridad aérea», dijo. «No solo afecta a las aerolíneas, sino que pone a las fuerzas de seguridad en jaque, están demasiado ocupadas», añadió el portavoz.

No en vano, cada una de estas amenazas provoca la movilización de cientos de efectivos. A veces, incluso miles. Un experto en la aviación comercial china aseguró el lunes al diario de Hong Kong South China Morning Post, bajo condición de anonimato, que si continúan estos sucesos, «el tráfico aéreo podría entrar en un cuello de botella tal que quedaría colapsado». Pekín ha reiterado que se toma muy en serio cualquier amenaza, y que investigará cada llamada por descabellada que resulte. Porque consideran muy posible un atentado perpetrado por separatistas uigures de la región de Xinjiang, donde los controles de seguridad se han elevado considerablemente.

Por si todo esto no fuese suficiente, parece como si otros incidentes, que coquetean con lo cómico, también se hayan multiplicado en los cielos chinos. El pasado viernes, un pasajero que volaba por primera vez se empeñó en que necesitaba aire fresco y que, para conseguirlo, no había nada mejor que abrir la ventanilla en pleno vuelo.

El pasajero que estaba en la ventana trató de explicarle en qué consistía la presurización de la cabina, pero recibió un escupitajo como respuesta y la tripulación tuvo que reducir al viajero, que también quedó en manos de la Policía. El pasado 4 de septiembre, otra pelea entre dos pasajeros chinos de un vuelo de Zurich a Pekín fue más lejos e hizo que el capitán diese media vuelta cuando ya sobrevolaban Rusia. Sin duda, con destino u origen en China puede convertirse en toda una aventura.