Hollande presiona a Merkel para acelerar el salvavidas español y la unión bancaria
El líder galo discute con la canciller y Monti los detalles de la ayuda en una cumbre marcada por sus fricciones con Alemania
BRUSELAS.Actualizado:Francia vuelve a la carga con el rescate de España. François Hollande desembarcó ayer en la cumbre de la UE con el objetivo de acelerar el salvavidas de su vecino del Sur, una cuestión que considera fundamental para estabilizar la zona euro. El presidente francés, que en su país afronta una situación económica cada vez más delicada, se reunió antes de que arrancara la cita de los Veintisiete con Angela Merkel y Mario Monti. En ambos encuentros, el asunto estrella fue una ayuda española que no acaba de concretarse pese a que había adoptado un cariz inminente. El líder galo también protagonizó la jornada por su nuevo choque con la canciller ante los escasos avances en la unión bancaria.
El rescate de España no figuraba en el orden del día de la cumbre, pero Hollande trastocó los planes nada más llegar a Bruselas. El líder socialista anunció por sorpresa dos encuentros bilaterales con Monti y Merkel para estudiar los detalles del salvavidas. Según explicó, las citas se centrarían en las fórmulas necesarias para que el fondo de emergencia permita al Tesoro español «financiarse en buenas condiciones». Incluso, planteó que los 17 miembros de la moneda única celebraran una reunión paralela para discutir una solución definitiva para Madrid y Atenas. «Debemos alcanzar buenas decisiones porque esta cumbre se produce en un entorno social y económico muy duro», subrayó.
Hollande situó el salvavidas español en el centro de su estrategia para restañar la confianza de los mercados. A su juicio, la Eurozona ha logrado alinear los elementos necesarios «para salir de la crisis». Estas piezas maestras serían España, Grecia y la unión bancaria. De ahí su insistencia por intentar acelerar el rescate, una cuestión que parece muy avanzada pero a la que también le quedan flecos cruciales. Uno de los más evidentes recoge las condiciones que deberá cumplir el Gobierno de Mariano Rajoy a cambio de la línea de crédito preventiva que abriría las puertas a la intervención masiva del BCE. Las últimas especulaciones indican que los socios reclaman al Ejecutivo la revisión de la subida automática de las pensiones en función del IPC.
Como principal contribuyente del fondo de rescate, Merkel tiene la llave que regula la dureza de las condiciones para su uso. Además, la canciller prefiere contemporizar y aglutinar la ayuda de España, Grecia e incluso Chipre para su votación en el Parlamento. El papel de Italia se ha revalorizado en los últimos días. El FMI y Berlín defienden que Roma también debería solicitar auxilio junto a Madrid para prevenir cualquier tipo de turbulencias con la deuda transalpina. Mario Monti, sin embargo, cree que el salvavidas español sería más que suficiente para convencer a los inversores. En su opinión, la implicación del BCE en el plan de asistencia garantiza el regreso de la tranquilidad a los parqués.
Carácter «prioritario»
La situación interna de Francia cierra el círculo del renovado interés de Hollande, que ya presionó al final del verano para que España pidiera ayuda. Lejos de mejorar, la coyuntura económica se ha deteriorado aún más desde que el líder socialista se instaló en el Elíseo el pasado mayo. La puntilla llegó en agosto, cuando el país rompió tras quince meses de subida ininterrumpida la barrera de los tres millones de parados, una cifra a la que no llegaba desde 1999. El presidente galo ha prometido que invertiría esta tendencia en un año, un compromiso que solo podrá cumplir si las perspectivas de la zona euro mejoran sustancialmente.
Aunque ha tenido que rebajar sus previsiones de crecimiento para 2013, Alemania se encuentra en una posición mucho más cómoda. Y eso se nota. Merkel no tiene prisa con el salvavidas ni con la unión bancaria, el otro flanco por el que atacó Hollande en la cumbre. La diferencia en los ritmos fue tan evidente que los dos mandatarios volvieron a colisionar en Bruselas. Pese a la insistencia del líder socialista, la canciller eludió pisar el acelerador del supervisor único para el sector financiero. En principio, estaba previsto que los Veintisiete acordaran otorgar un carácter «prioritario» al vigilante común y comprometerse a pactar su legislación para diciembre. Este calendario, sin embargo, impedirá que empiece a funcionar en enero como se había anticipado.
El supervisor único cuenta con una importancia capital porque demostrará a los mercados que la zona euro va en serio con su apuesta por una mayor integración. Pese a su indudable valor simbólico, también servirá de mucho en la práctica.