Cuba se abre a las salidas al extranjero
El Gobierno de Castro suprime la obligación de presentar una carta de invitación para viajar fuera de la isla
LA HABANA.Actualizado:«Pensaba que no iba a verlo nunca», se felicitaba ayer Maira en La Habana. Esta trabajadora del comercio se refería a la ansiada reforma migratoria que entrará en vigor el próximo 14 de enero y que suprime -para la mayoría de los cubanos- la obligación de presentar una carta de invitación y pedir un permiso de salida para viajar fuera de la isla, un requisito mantenido desde los años 60. La modificación amplía de 11 a 24 meses -prorrogables- la estancia legal en el extranjero por razones particulares. No obstante, el Gobierno de Castro también establece limitaciones para evitar el «robo de cerebros», por lo que serán los jefes quienes autoricen la ausencia de los trabajadores por un periodo máximo de dos meses.
La noticia ocupaba la primera página del diario 'Granma', órgano del Partido Comunista de Cuba, junto al editorial titulado 'Por la voluntad común de la Nación Cubana'. En ambos textos se hace referencia a la «soberanía» del Gobierno cubano para «eliminar» los citados requisitos. «A partir del 14 de enero del 2013 solo se exigirá la presentación del pasaporte corriente actualizado y la visa del país de destino», precisaba el artículo, en el que también se especifica que el cambio migratorio se ha hecho teniendo en cuenta el «derecho» de Cuba de «defenderse de los planes injerencistas y subversivos» de EE UU y «sus aliados». «Por este motivo -añadía el diario oficial-, se mantendrán medidas para preservar el capital humano creado por la Revolución, frente al robo de talentos que aplican los poderosos».
Esto se traduce en que no podrán obtener «pasaporte corriente» (personal) las personas sujetas a procesos penales o con condenas o sanciones pendientes, las que estén en edad de cumplir el Servicio Militar cuando lo aconsejen «razones de Defensa y Seguridad Nacional» (militares y del Ministerio del Interior), o quienes no tengan autorización y trabajen como personal calificado en el «desarrollo económico, social y científico-técnico» o en la «seguridad y protección de información oficial». Los menores de edad, por ejemplo, necesitarán la autorización de los padres o tutores.
Este esperado paso profundiza el proceso de reformas abierto por el General Raúl Castro desde que sustituyó a su hermano en el poder. Porque la modificación anunciada ayer lleva implícitas otras muchas y algunas más «relacionadas con el tema migratorio», que servirán, según dice la nota oficial, «para consolidar los prolongados esfuerzos de la Revolución para normalizar plenamente las relaciones de Cuba con su emigración».
Enfrentamiento con EE UU
Ciertamente se ve que es parte de una visión más amplia de país. De hecho, la reforma también regula la entrada de viajeros a la isla. En este apartado se incluyen los «residentes de inmobiliarias» -extranjeros que posean o alquilen viviendas en los complejos residenciales- y los cubanos «emigrados» que deseen volver a vivir en su tierra natal, que lo van a poder solicitar. El presidente Castro ya había insistido en varias ocasiones que el tema migratorio era muy completo, básicamente por el histórico enfrentamiento con Estados Unidos, donde viven el 80% de los más 1,5 millones de cubanos que residen en el exterior.
Hace menos de un año recordaba en la Asamblea Nacional que los ciudadanos cubanos son los únicos del mundo que pueden «asentarse y trabajar en el territorio de los Estados Unidos sin vis alguna» gracias a la Ley de Ajuste Cubano y la política de «pies secos, pies mojados» que permite a todo el que por cualquier vía, legal o ilegal, llegue a aquella nación pueda beneficiarse de ayudas para obtener residencia oficial y necesidades básicas. En este sentido, el editorial de 'Granma' criticó que el «doble rasero y el carácter inhumano de esta política que estimula, por un lado, las salidas ilegales, y por otra obstaculiza la posibilidad de emigrar de manera legal, ordenada y segura, ha tenido la clara intención de convertir a los cubanos que desean establecerse en otros países, en supuestos opositores políticos y en un factor de desestabilización interna».
Las reacciones al anuncio no se hicieron esperar. «Ya era hora», aseguraba una trabajadora. «Seguro que ahora al médico le cobrarán 15.000 o 20.000 dólares (entre 11.500 y 15.300 euros) para dejarlo salir, pero el que tenga dinero y quiera irse pues que lo haga», agregaba aliviada.