Emigrantes de esperanza
Actualizado: GuardarSegún como de cerca te toquen los números de un drama duele más o menos. Este lunes se conocían –así para empezar con ‘buen ánimo’ la semana– los nuevos datos del INE. El Instituto de Estadística arrojaba unas cifras reveladoras. Nos contaba lo que ya en muchas casas estamos viviendo. Que más de 100.000 españoles se han marchado del país es busca de... algo. Trabajo, futuro, ilusión, comida, esperanza, formación... algo que les ayude a seguir hacia adelante y no les hunda en el desánimo. De esos 100.000, casi 3.000 partieron de Cádiz. Estos números son los que duelen. Los que tienes bajo tu techo y un buen día te dan una bofetada de realidad en la cara. Los que te dicen que todo lo que llevas luchado, estudiado, trabajado tienes que meterlo en una maleta y llevártelo a otro lado porque aquí, donde te lo dieron, no te servirá para nada. Da igual que todos esos nuevos emigrantes sean albañiles, ingenieros o médicos, que hablen dos idiomas o que tenga un curriculum digno de entrar en la NASA. No importa que esa educación se haya labrado y pagado con el esfuerzo del contribuyente español;una contribución que además se ha derrochado durante años en otros menesteres. No sabemos en cuáles (algunos se encuentran dilucidándose en los tribunales...)pero que han dejado abierto un boquete enorme que no deja que cientos de miles de parados puedan llenar su nevera. Ahora, otros disfrutarán de ese talento, de esas ganas de empezar nuevos proyectos profesionales e ilusiones que son los que labran y podrían hacer de una vez por todas productiva esta provincia. Pero no, serán otros los que sabrán sacarle provecho a tantos años de preparación.
Tras esos 3.000 números, hay tres mil nombres. Yo me sé tres:Miguel, Cristina y Carmen. Ellos ya no vienen por casa. Se han marchado para buscarse las ‘papas’ a otro sitio y ni siquiera saben si algún día volverán a este Cádiz donde una vez formados volvieron para vivir. Han estudiado y progresado... pero para otros. Pensándolo mucho y con cierto dolor, se han visto obligados a preparar su maleta para ir a buscar otro lugar donde al menos tendrán la esperanza de crecer.