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MUNDO

Obama afronta su debate más importante

La segunda cita obliga al presidente a salir al encuentro de un Romney que le acusará de debilitar a EE UU con su política exterior

MERCEDES GALLEGO
HEMPSTEAD (NUEVA YORK).Actualizado:

Barack Obama ha pasado los últimos cuatro días recluido en un hotel de Williamsburg (Virginia) donde actores se visten de colonos británicos para reconstruir el pasado histórico de la ciudad sureña. Desde la ventana de la antigua plantación de Kigsmill donde se aloja, lo que ve son campos de golf y altivos propietarios de 'Ferraris' que casualmente tenían una concentración en el mismo hotel ese fin de semana. Nadie sabe qué pasaba por la cabeza del primer presidente negro de EE UU durante estos días de preparación para el segundo debate presidencial. Lo que sí está claro es que si Obama actúa esta noche tan estrepitosamente mal como lo hizo en el primero, probablemente pase a ser un retrato más para la historia.

Los asesores de Barack Obama dicen que dará una imagen muy distinta a la ofrec ida, la de «un presidente apasionado por las distintas opciones de futuro que se plantean en EE UU», adelantó Robert Gibbs. Cuentan que Obama supo que había perdido el debate anterior antes de abandonar el escenario de Denver, pero se ha visto cuidadosamente los 90 minutos en vídeo para detectar mejor los errores. El principal, no prestar atención a la cámara ni a su rival mientras hablaba, amén de no poner al descubierto las contradicciones de Romney ni sus puntos débiles.

Una semana después, aquel mismo Barack Obama alicaído saltaba en el asiento del 'AirForce One', donde vio el jueves a su número dos, Joe Biden, debatir con el aspirante republicano a vicepresidente, Paul Ryan. Al parecer, Obama gritaba desde su asiento como si estuviera viendo un partido de baloncesto y su equipo fuera ganando, lo que sin duda le sirvió personalmente para entender el entusiasmo que debe despertar un candidato.

En su anterior actuación, la audiencia se durmió. A Mitt Romney, por el contrario, le acusaron de haberse tomado demasiados cafés; y al vicepresidente Joe Biden, de haberse pasado directamente al Red Bull. El principal consejo que sus asesores han dado esta vez a Obama es que no se pase al otro extremo en el esperado intento de compensar la pasividad anterior. Lo último que necesita es quedar ahora de arrogante y agresivo.

Plaza pública

El formato de plaza pública que se pondrá en práctica en la Universidad de Hofstra de Hempstead (Longs Island, Nueva York) favorecerá un debate más dinámico. La empresa de sondeos Gallup ha sido la encargada de seleccionar a 80 personas que lanzarán una docena de preguntas sobre política nacional e internacional bajo la atenta mirada de Candy Crowley, jefa política de CNN, que ha prometido no limitarse a dar paso a las preguntas. Cada candidato tendrá dos minutos para responder y ella, uno para facilitar la discusión.

Hace un mes la temática de política exterior debía favorecer a Obama, que aprobaba con nota en todas las encuestas sobre este tema. Sin embargo, los atentados de Libia que acabaron con la vida del embajador Chris Stevens han empañado su actuación internacional y sin duda servirán de munición a Romney para atacarle.