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Mas admite ya que una Cataluña independiente quedaría fuera de la UE
El presidente catalán rebaja las expectativas más soberanistas al tiempo que amenaza con internacionalizar el «conflicto»
BARCELONA. Actualizado: GuardarCon cuentagotas y casi por entregas, pero poco a poco Artur Mas va desgranando en qué consiste su proyecto soberanista. Un día después de ser ratificado como candidato de CiU a la Generalitat, el presidente del Govern volvió a hablar de un Estado catalán «interdependiente» de España, con quien compartiría ámbitos como la seguridad y la defensa. «No vamos a una independencia clásica, sino a tener los instrumentos de las naciones, los instrumentos de Estado porque no nos conviene plantear las cosas en términos de independencia total, ya que desapareceríamos de Europa y del euro», matizó en una entrevista en la televisión pública catalana.
El jefe del Ejecutivo catalán admitió así por primera vez que la secesión dejaría a Cataluña fuera de la Unión Europea, rebajando un tanto los ánimos de quienes ven el camino hacia el Estado propio como algo inminente y posible en cuatro días. «Si nos ceñimos a la letra estricta de los tratados europeos, estaríamos fuera en el primer momento», señaló dando por bueno uno de los argumentos que esgrimen los detractores de la ruptura y que más temor despierta en parte del empresariado, que pide al gobernante que aparque sus planes.
Mas cree, no obstante, que el reingreso a la UE sería bastante rápido teniendo en cuenta que, aunque Europa nunca se ha encontrado en esta situación, tendrá que adaptar sus tratados en cuanto Cataluña, Escocia o Flandes llamen a la puerta.
Pero eso será el final del camino. De momento, lo más próximo es la cita electoral. Cataluña celebra elecciones el 25 de noviembre y CiU aspira a obtener una mayoría absoluta para gobernar sin ataduras y no como hasta ahora, obligado a pactar los asuntos económicos con el PP.
La campaña girará en torno al debate independentista. Eso sí, desde CiU saben que la mayoría absoluta solo es posible desde el soberanismo moderado. De ahí que Mas se haya visto obligado a rebajar el listón de su propuesta nacional, nada de independencia total, ofrezca realismo sobre las consecuencias del proceso, frente a los que le tachan de iluminado o mesiánico, y por tanto tenga que practicar una especie de equilibrismo político.
Si se presenta como un líder radical, el perfil de su votante más conservador, podría huir hacia el PP, que hará una campaña frentista contra las aventuras independentistas de CiU. Sin embargo, Mas tampoco puede aparecer como un soberanista demasiado templado porque Esquerra, Solidaritat per la Independència y las Candidaturas de Unidad Popular plantearán una lucha sin cuartel por el atomizado y creciente voto independentista.
En cambio, donde CiU ha visto que sí hay un amplio consenso en la sociedad catalana es en la conveniencia de celebrar un referéndum -tres de cada cuatro catalanes están a favor de su convocatoria- y es ahí, en la defensa del derecho a decidir, donde la federación nacionalista está poniendo toda la carne en el asador en la precampaña, consciente además de que a su principal contrincante, el PSC, le cuesta marcar perfil propio en este asunto.
Ejemplo escocés
El referéndum se hará sí o sí en la próxima legislatura, según ha afirmado Mas en varias ocasiones. Ya sea por la vía del acuerdo con Madrid, con el ejemplo directo del pacto entre Londres y Edimburgo, aunque poco probable a tenor de las declaraciones expresadas hasta la fecha desde el Ejecutivo central, pero también desde el PSOE.
El plan B de Mas es tomar como base legal la ley catalana de consultas que aprobará el Parlament en cuanto se constituya. El Gobierno ya ha anunciado que recurrirá la norma catalana al Constitucional, con lo que el choque de trenes está más que servido. Si el Estado llegara a tumbar la norma autonómica, que plantea una versión descafeinada de referéndum, ya que ni siquiera sería vinculante, Mas recurrirá a la Unión Europea en un «intento de internacionalizar el conflicto». «Si no se nos deja ni consultar a la gente, esto es muy fuerte en términos democráticos», defendió tras pedir al Ejecutivo del PP «madurez y modernidad».
«La democracia es un bien precioso, utilicémoslo -subrayó-. No la agrietemos solo porque nos encontremos ante una circunstancia nueva». «Lo que plantea Cataluña es un hecho natural y nadie se puede sorprender de que una nación pida estructuras de Estado», afirmó ante la tumba de Lluís Companys, el presidente de la Generalitat que proclamó el Estado catalán y que fue fusilado por los franquistas hace 72 años.