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Un hombre empuja una embarcación con refugiados en el río Orontes, en la frontera entre Turquía y Siria. :: OSMAN ORSAL / REUTERS
MUNDO

Un avión eleva la tensión entre Siria y Turquía

Damasco y Moscú niegan que la aeronave inspeccionada en Ankara portara municiones para las tropas de El-Asad

MIKEL AYESTARAN
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Turquía da un paso más en su enfrentamiento con el régimen de Bashar el-Asad tras obligar a aterrizar en Ankara a un avión civil de la compañía Syrian Airlines que cubría el trayecto entre Moscú y Damasco. La aeronave transportaba «municiones», según el primer ministro Recep Tayyip Erdogan para quien «está claro quién es el remitente del material y está claro quién lo recibe». «Lo envía una institución rusa, una empresa que exporta armas y munición. Y el receptor de este material es el Ministerio de Defensa sirio», comentó.

El Airbus 320, con treinta pasajeros a bordo, 17 de ellos rusos, fue obligado a tomar tierra el miércoles por dos aviones de combate turco que salieron a su encuentro cuando penetró en su espacio aéreo. Le brindaron la oportunidad de dar media vuelta y regresar a la capital rusa, pero el capitán se negó, según las autoridades turcas. Los servicios de Inteligencia alertaron sobre la presencia de «carga no autorizada para un avión civil» y durante varias horas el aparato fue registrado hasta que se le permitió reanudar el viaje hasta Damasco.

La acción fue duramente criticada por Siria y Rusia, el gran socio internacional del régimen de El-Asad y coprotagonista de esta historia por el presunto envío de municiones denunciado por Erdogan y negado por Rosoboronexport, la empresa de exportación de armas rusa, cuyo portavoz subrayó que «transportar armas en un avión de pasajeros sería incumplir todas las leyes sobre exportación de armamento». Las autoridades rusas, cuyo embajador fue llamado a consultas en la capital otomana, acusaron a Turquía de «poner en peligro la vida de sus ciudadanos» que viajaban en el aparato. Moscú informó además del retraso hasta diciembre de un viaje oficial que el presidente Vladímir Putin tenía planeado al país en los próximos días, aunque quisieron desligar este retraso del incidente del avión.

Desde Siria, el ministro de Transporte, Mahmud Said, definió lo ocurrido como «un acto de piratería aérea que va contra todos los tratados de aviación civil». Exteriores emitió un comunicado en el que aseguraba que «el avión no llevaba ningún tipo de armas o mercancías prohibidas», exigió la devolución de la carga «en perfecto estado» y denunció los «malos tratos sufridos por la tripulación» durante el registro.

Zona de exclusión aérea

La oposición siria pide desde el comienzo de la crisis el establecimiento de una zona de exclusión aérea, al estilo de la impuesta por la OTAN en Libia durante la revolución del año pasado. Rusia y China han bloqueado cualquier acuerdo posible en el Consejo de Seguridad y las denuncias sobre el abastecimiento de suministro militar por vía aérea, especialmente desde Moscú y Teherán, son permanentes por parte de los opositores. Esta es la segunda ocasión en que un país decide detener una aeronave que se dirige a Damasco para inspeccionar su carga después de que la semana pasada un avión iraní tuviera que aterrizar en Bagdad para ser registrado. El aparato siguió su camino tras comprobar que no transportaba armas o materiales prohibidos.

Los 900 kilómetros de frontera que comparten Turquía y Siria se han convertido en una auténtica línea del frente. Tras la luz verde del parlamento a sus tropas para operar en suelo sirio, la artillería otomana ataca diariamente posiciones enemigas. La agencia oficial Sana informó de que Siria respondió «por primera vez» a estos disparos, pero no concretó los objetivos.