Los ecologistas advierten del riesgo de otro 'Prestige'
En el décimo aniversario del hundimiento del petrolero denuncian la falta de medidas para evitar un caso similar
MADRIDActualizado:A punto de cumplirse el décimo aniversario del desastre del Prestige, que llenó las costas del cantábrico de chapapote, los ecologistas advirtieron sobre la falta de medidas para evitar un caso similar. Además, denunciaron la “impunidad” de los responsables políticos que gestionaron la crisis -solo hay un responsable acusado en el juicio que comienza el próximo martes-. Además, mostraron su preocupación por recientes estudios que señalan un aumento del riesgo de padecer cáncer de los voluntarios que trabajaron para limpiar el chapapote.
“Hubo un accidente, pero decisiones políticas agravaron la catástrofe”, explicó Teo Oberhuber, responsable de Ecologistas en Acción. El único responsable político acusado será el entonces director general de Marina Mercante, José Luis López Sors, que se enfrenta a una condena máxima de cinco años de prisión por un delito de contaminación. Sors reconoció que fue él quien tomó la decisión de alejar el buque de la costa. Los otros tres acusados son miembros de la tripulación del Prestige: el capitán del barco, el jefe de máquinas y el primer oficial. Se enfrentan a doce años de cárcel por delitos contra los recursos naturales y el medio ambiente.
Los ecologistas también denunciaron la falta de limpieza de muchas zonas del litoral cantábrico afectado sin que ningún gobierno haya elaborado un plan para corregirlo. “Todavía hay mucho chapapote enterrado en arenales y fondos marinos”, aseguró Oberhuber, quien reconoció que diez años después siguen sin conocerse todas las consecuencias medioambientales del vertido.
Otra de las grandes preocupaciones de la organización es la salud de los voluntarios que durante semanas ayudaron a limpiar el litoral. Durante estos trabajos inhalaron una mezcla de productos químicos derivados del fuel que provocaron problemas respiratorios y, según nuevos estudios, un incremento del riesgo de cáncer. “En la maleta solo llevábamos las ganas de ayudar”, explicó Oberhuber. "Nadie nos advirtió del peligro", concluye.