Bretón, rodeado de policías durante una reconstrucción de los hechos. :: ROLDÁN SERRANO
ESPAÑA

El banquillo aguarda a José Bretón al año de la desaparición de sus dos hijos

El instructor ultima la acusación por doble asesinato tras una investigación que embarrancó por un error policial

SEVILLA. Actualizado: Guardar
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Una llamada a los servicios de emergencias alertando de la pérdida de dos niños en un parque de Córdoba dio paso, hace exactamente un año, a uno de los casos de desaparición de menores más enrevesados y que más ha conmovido al país. José Bretón, padre de los niños, fue detenido apenas 15 días después como responsable. Pero un error policial enfangó una investigación que fue dando palos de ciego hasta hace un mes, cuando un experto forense certificó que los restos óseos hallados el primer día en una hoguera de la finca familiar Las Quemadillas correspondían a dos menores.

Desde el primer momento las numerosas contradicciones pusieron a Bretón en el punto de mira como principal sospechoso, máxime cuando nada más conocer que sus hijos se habían perdido, su mujer, Ruth Ortiz, le denunció por maltrato psicológico. La pareja se estaba separando y todo hacía pensar en una venganza del padre de los pequeños Ruth y José hacia su todavía esposa.

Durante estos doce meses ha mantenido siempre idéntica versión. Los pequeños pasaban con él el fin de semana y, tras una visita a la casa de su hermana y sus padres, Bretón se encaminó con los niños a la finca familiar de Las Quemadillas, en torno a las 13.30 horas. De allí salió cinco horas después en dirección al Parque Cruz Conde, donde asegura que se distrajo unos instantes y ya no volvió a ver a los niños.

Ninguna cámara de seguridad registró la llegada de los niños al parque, pero sí a su padre, por lo que la pista de los pequeños Ruth, de 6 años, y José, de dos, se perdía en Las Quemadillas, una parcela de 6.000 hectáreas dedicada al cultivo de naranjos.

Al día siguiente de la desaparición, la Policía rastreó la parcela y encontró restos de una hoguera. Bretón aseguró que había quemado viejas pertenencias de su mujer, entre ellas material de las prácticas de veterinaria. Y una forense policial que examinó los restos óseos hallados entre las cenizas afirmó que pertenecían a animales, por lo que la hoguera quedó en el olvido y se dio paso a otras líneas de investigación.

La hoguera

Todas las pesquisas seguían conduciendo a Las Quemadillas. Tras la denuncia pública de la madre, que en enero de este año acusó directamente a su marido como responsable de la desaparición, la Policía removió tierra y cimientos y no dejó un centímetro de terreno sin revisar en busca de los cuerpos de los pequeños. Desde la prisión, Bretón insistió en su inocencia.

No fue hasta pasado el verano cuando una conversación informal entre el responsable de la empresa de georradar que participó en la búsqueda y el experto antropólogo forense Francisco Etxeberria dio un giro de 180 grados al caso. Etxeberria revisó los restos óseos y concluyó tajante: «Son humanos, algo que se veía a simple vista, y de dos niños de entre 2 y 6 años». Bretón quedó acusado formalmente de un delito de doble asesinato con alevosía y agravante de parentesco. La instrucción judicial trata ahora de rematar los últimos flecos para cerrar el caso y remitirlo a la Audiencia Provincial de Sevilla a la espera de juicio, que será ante un jurado popular.