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Las excusas del calor y la luz no sirven

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El calor abrasador del estío español o las interminables horas de luz no deberían ser excusa para que las empresas o las instituciones no apliquen unos horarios normales para el resto de los europeos. «Hace el mismo calor que en Grecia, Portugal o Italia y gran parte de Francia», argumenta Buqueras. Además, la famosa dieta mediterránea tampoco se vería afectada. «Podemos comer en 45 minutos y no tener esos almuerzos de trabajo tan largos, que se pueden cambiar por desayunos», explica este empresario que intenta cumplir con lo que predica. Entrar a trabajar entre las 7.30 y las 9.00 horas y marcharse para casa entre las 16.30 y las 18.00 es la combinación perfecta para compaginar la vida laboral y familiar.

El Gobierno, por su parte, también aboga por mejorar la productividad sin aumentar las horas de trabajo. No obstante, antes de tomar una decisión esperará a las recomendaciones que salgan de la subcomisión del Congreso dedicada a este asunto.