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«El equipo jugó por Europa, y por Seve, que estuvo allí»

José María Olazabal hizo este vienes un repaso a la victoria en la Ryder Cup

ISABEL TRILLO
MADRIDActualizado:

La Copa Ryder estuvo una semana de vacaciones en Medina (Chicago), y ya ha retornado a Europa de la mano de uno de los mejores capitanes que ha tenido el equipo europeo, si no el mejor: José María Olazábal. Él ha marcado otro punto histórico en las 39 ediciones de este torneo que enfrenta a dos continentes, a dos formas de ver el golf. Estados Unidos y Europa.

PREGUNTA: ¿Cómo definiría esta Ryder que ha sido histórica?

RESPUESTA: Ha sido excepcional, maravillosa, extraordinaria… Poned los calificativos que queráis. Ha sido el mejor momento de mi vida.

P.: ¿Mejor que ganar un Masters de Augusta, en su caso dos?

R.: Un Masters o un ‘grande’ es un torneo individual. Y es una sensación maravillosa, pero se vive distinto. Ya sabéis lo especial que es para mí la Ryder. Aquí se vive en equipo, se sufre en equipo, se lucha en equipo y esta vez se gana en equipo. Las vivencias que me llevo me acompañarán toda la vida.

P.: ¿Con qué momento del juego se queda? ¿Algún golpe especial?

R.. Han sido tantos... pero quizá el último hoyo de Poulter en la jornada del sábado, que dio el segundo punto de los ‘fourballs’ a Europa, nos dio vida para seguir en el torneo. El 10-6 aún era asumible.

P.: Y de pronto… Volvió a aparecer el Sergio García que tanto nos enamora.

R.. No cabe duda de que Sergio ha sido un jugador clave para el equipo. Su dedicación, su esfuerzo, su implicación y cómo echó el resto en su partido contra Furyk, remontando en los dos últimos hoyos para ganar un punto vital, fue una machada. Y su labor menos conocida en el vestuario, animando a sus compañeros…. Nos mandó un mensajito a todos al terminar en el que nos decía lo orgulloso que se sentía por haber formado parte de un grupo tan especial.

P.: ¿Y otro español en la mente de todos, Severiano Ballesteros?

R.: Seve ha sido nuestra inspiración. Creo que fue un acierto colocar su logo con su fecha de nacimiento y muerte en el polo de los jugadores. Hubo alguno que me dijo, durante la jornada del domingo, que hubo algún momento que se sintió flaquear y que miró la imagen de Seve en la manga y que le dio fuerzas para seguir.

«Alguna ayudita nos echó»

P.: Se diría que usted en la tierra y él, allí donde esté, han ganado esta Ryder.

R.: No me cabe ninguna duda. Sé que echamos de menos su llamada al vestuario, al ‘team-room’, pero estoy seguro de que estuvo allí de alguna forma. Si lo piensas, nosotros tuvimos una suerte trágica los dos primeros días del torneo en el green. No nos entraba ni un solo putt y ellos la colaban de todos lados, pero el último día cambiaron las tornas. Ellos fallaron putts estrepitosamente y ahora me viene a la mente el imposible putt que embocó Justin Ross en el 17. Seve era un gran pateador y creo que alguna ayudita nos echó.

P.: Y hablando de putt, el de Martin Kaymer es de esos que te lanzan a la gloria o al infierno.

R.. No es un secreto que Martin lo ha pasado muy mal en los últimos meses y que al final se mantuvo en el equipo por los pelos. Le saqué en uno de los ‘fourballs’ para que metiera un par de birdies y se animara y no hubo forma. Ese viernes por la noche llamó a Langer y estuvo hablando una hora con él y yo tuve una charla el sábado por la mañana. Como buen alemán es un jugador que le cuesta expresar sus sentimientos, pero te aseguró que el domingo lloró más de una vez.

P.: Allí, alrededor del green, se vio que no quería mirar y que rezaba.

R.: Más que rezar, no sé lo que pensaba. Fue un momento de extrema tensión. Le veía ir de un lado al otro mirando y remirando el putt. Luego confesó que se le vino a la mente el putt que Langer falló en 1991 para perder la Ryder y que le dio tiempo a pensar: ‘¡Otra vez no, por favor!’. Cerré con fuerza los ojos. Más que nada esperaba oír el ‘clonc’ de la bola en el hoyo y el gentío. Y cuando oí el estruendo del público, respiré y miré hacia arriba y… (Olazábal no puede continuar; se le llenan los ojos de lágrimas recordando a su gran amigo Ballesteros).