EL MEJOR LUGAR
Actualizado: GuardarFirmin es un roedor que acumula un gran saber. Ha descubierto que con solo devorar, en sentido literal, todos los libros que encuentra a su paso es capaz de recordar todo lo que ha digerido. Su lugar preferido no puede ser otro que una inmensa biblioteca. En ello se afana día a día sin tregua, pretender ser el más sabio.
Hace unos meses PEPSI, empresa líder en la venta de refrescos, tuvo que pedir perdón por difundir una campaña publicitaria en la que decía que ‘Las bibliotecas no molan’.
En esta era digital, en la que toda la información está al alcance de un click, hay que reivindicar el valor singular de esos lugares, templos repletos de anaqueles.
En España existen más de 5.000 bibliotecas públicas, con más de cien millones de visitas anuales, sin olvidar las de fundaciones, organismos públicos, entidades privadasy públicas declaradas de utilidad pública, etc.
Las virtudes metafóricas de la lectura se solapan con las de las bibliotecas. Para el escritor Justo Serna, son lugares de docencia sin preceptor. Allí puedes viajar sin moverte del sitio, conocer lugares inaccesibles para el cuerpo pero abiertos a mentes aventureras. Puedes vivir con deleite la vida de otros, compartir existencia con personajes que adquieren la consistencia de la realidad a pesar de su efímera pero a la vez inmortal existencia. Compartir historias y mundos inimaginables.
Los libros son elementos vivos que laten y respiran al ritmo del que los tiene en sus manos. Pueden permanecer inertes durante años, como semillas longevas en estado de hibernación, que cuando se abren florecen con la misma vitalidad del primer día, con el ansia de comunicar lo que su autor o autora empeño al escribirlo.
En las bibliotecas se guarda todo el saber. Acudir a ellas debería ser una peregrinación obligada para toda aquella persona a la que la curiosidad la mantiene viva. Son unas escuelas sin docentes, en la que diseñamos el aprendizaje a nuestra forma y modo. Para el mismísimo Platón suponían un grave peligro para la memoria y tiraba por tierra el valor de la experimentación directa.
Para Rogelio Blanco, director general del Libro, Archivos y Bibliotecas, dependiente del Ministerio de Cultura «las bibliotecas, la familia y la escuela son los tres pilares fundamentales en el fomento de la lectura, y por ende de la cultura». Debemos potenciar su uso y recuperarlas como espacio lúdico-cultural donde la ciudadanía pueda participar de forma activa.
Existen bibliotecas nacionales, provinciales y municipales, bibliotecas temáticas, bibliotecas grandes y pequeñas, bibliotecas rurales, bibliotecas de escritores consagrados, donde se acumulan adornos, objetos de colección, recuerdos fetichistas, bibliotecas de culto, bibliotecas frikis, esotéricas, episcopales, bibliotecas de peregrinación, todas albergan parte del saber de la humanidad.
«El destino de muchos hombres dependió de haber existido o no una biblioteca en su casa paterna». (Edmundo de Amicis)
¡Ojala en cada casa existiera una pequeña biblioteca!