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PAN Y CIRCO

UN DOMINGO CUALQUIERA

PACO BELMAÑO
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V idas pararelas. Eso quizás es lo que quiero exponer o plasmar en este artículo deportivo. Resaltar lo grande que resulta un deporte, el fútbol en este caso. La de situaciones, ilusiones, nervios, sonrisas, llantos, tristeza, que se producen un fin de semana cualquiera y, como todo en esta vida, se reflejan en dos caras, una la visible, la amable, la cara de la fama, del reconocimiento; otra la cara de la ilusión, de las ganas... de la inocencia. Suena el despertador, ocho de la mañana -¡vamos, despierta que nos vamos a jugar!-, el chaval se levanta, se asea, desayuna fuerte y prepara con ese cosquilleo en su estómago su maletita con su equipacion, sus espinilleras, sus botas. Mientras eso ocurre, otro deportista profesional en este caso se levanta en su hotel de concentración, se viste, se uniforma con esas prendas que son el sueño de cualquier chaval; baja a desayunar, desayuno más completo, más variado... En esos momentos nuestro chavalín monta en el coche camino del campo de turno, supongamos que a 30 kilómetros de su casa, no para de hablar, sus gestos le delatan -¿papá, como será el campo?, ¿serán mejores que nosotros?, ¡ojalá ganemos hoy!-, -juega y diviértete, sé solidario, suda la camiseta, haz caso al entrenador-. -Sí, sí, descuida-, responde. En esos momentos el futbolista profesional acude a la charla técnica, escucha la alineación, los últimos detalles antes del partido. Ya está todo a punto, preparado para el choque, el estadio casi lleno, los hinchas gritan, cantan. El chaval ya está jugando, 20 o 30 padres animan a sus hijos, aplauden a rabiar. Estos en el campo, con su equipación, con el balón en los pies, son los reyes del momento. A su vez el profesional entra en el estadio, se viste, sale a calentar, césped en perfecto estado, concentración máxima, todo listo para el comienzo del partido, todos en su sitio, afición, televisión, prensa, el árbitro pita el inicio... Distintos niveles, distintas responsabilidades, distinta cara de la moneda, pero la misma ilusión. ¡Qué grande es el fútbol!