Los macabros celos del chico que lavaba platos en Bruselas
La Policía busca a un joven por degollar a la mujer y los tres hijos de un compañero de restaurante
BRUSELAS. Actualizado: GuardarCada tarde, poco después de la escuela, charlaban un rato por teléfono. Ella siempre tenía a mano el móvil, pero esta vez no respondió. Jasbir Singh, un cocinero de origen indio asentado en Bruselas, sintió que algo raro pasaba y salió antes del trabajo. Al abrir la puerta de casa, todo estaba a oscuras y en silencio. Encendió las luces y se le heló el alma. Su esposa y sus tres hijos de entre 3 y 7 años yacían muertos. Habían sido degollados a sangre fría sin ninguna razón aparente. Horas después, una teoría empezó a cobrar fuerza hasta convertirse en la principal línea de investigación. La Policía busca a uno de sus compañeros de restaurante, un joven lavaplatos, que habría actuado por celos laborales.
Los investigadores belgas difundieron ayer la cara del supuesto asesino por orden de la juez de Instrucción. Los agentes desvelaron que el joven se llama Alam Khurshed y permanece desaparecido desde que se cometió la matanza. De 29 años y nacido en Bangladesh, no ha vuelto a ir a trabajar al restaurante en el que compartía cocina con el padre y marido de las cuatro víctimas. Según el propio Singh, «seguramente fue él» porque tenía envidia de sus responsabilidades laborales. Al parecer, el encargado del local, un coqueto establecimiento con especialidades francesas, consideraba a Singh su mano derecha y no se fijaba en los progresos del lavaplatos.
La masacre ocurrió en la tarde del pasado viernes en Etterbeek, una popular comuna de Bruselas muy próxima a las instituciones europeas. Singh, de 39 años, empezó a preocuparse pasadas las cinco. Sobre esa hora, su esposa, Rajvir Kaur, solía llamarle. El cocinero se extrañó e intentó localizarla tanto en el móvil como en el teléfono fijo. No hubo manera y decidió acercarse a casa para asegurarse de que todo estaba en orden. «Cuando encendí las luces, vi sangre por todos lados. Encontré a mi mujer y dos de mis hijos delante de la televisión. El más pequeño estaba en una habitación...», recordaba ayer con entereza.
La Policía llegó al domicilio apenas unos minutos después. Los investigadores, entre ellos varios expertos de la unidad científica, repararon enseguida en que la puerta de la casa no había sido forzada ni había signos de intento de robo. Los vecinos tampoco habían escuchado ningún ruido anormal. La tesis de que el asesino debía ser alguien cercano a la familia tomó cuerpo de inmediato. Tras interrogar al padre, las sospechas empezaron a centrarse en Khurshed, que ese día no había acudido a trabajar en el turno de tarde del restaurante como estaba previsto. Desde entonces, permanece desaparecido y, según algunos medios locales, también faltaría un cuchillo de la cocina del establecimiento.
Las autoridades belgas difundieron el rostro del presunto asesino a lo largo de una polémica jornada. El juzgado expresó por la mañana su «irritación» después de que varios periódicos de corte sensacionalista apuntaran directamente al lavaplatos, lo que podría complicar mucho su localización porque las pesquisas se llevaban en secreto.