El-Asad traicionó a Gadafi
El exjefe de Inteligencia rebelde confiesa que Siria facilitó el teléfono satélite del dictador a Francia a cambio de «un periodo de gracia»
Actualizado:A Muamar Gadafi no solo le dieron la espalda sus socios occidentales. A pocos días del primer aniversario de su asesinato, el exresponsable de Inteligencia de las fuerzas rebeldes, Rami el-Obeidi, confesó al diario británico The Telegraph que el régimen sirio facilitó a Francia el número del teléfono satélite del exdictador, lo que facilitó el bombardeo del convoy en el que trataba de huir de Sirte, su localidad natal, el pasado 20 de octubre. «A cambio de esta información, El-Asad obtuvo una promesa de un periodo de gracia por parte de los franceses y menos presión política sobre el régimen, que fue lo que ocurrió», explicó El-Obeidi.
Desde la entrada en acción de la OTAN, los servicios de información occidentales comenzaron a operar sobre el terreno para tratar de optimizar el apoyo a las inexpertas fuerzas rebeldes. El-Obeidi detalla que los espías franceses desplegados en Sirte -donde también operaban británicos y turcos, aunque no tomaron parte en esta acción- comenzaron a seguir el teléfono vía satélite de Gadafi tras una llamada a Ahmed Jibril, líder del Frente Popular de Palestina, movimiento que recibió importante financiación del exdictador y que en estos momentos es la única facción palestina que permanece en Siria combatiendo en apoyo a Bashar el-Asad.
Como ocurre en muchos de los ataques de los aviones no tripulados en 'Af-Pak', como pasó en 1996 con el líder checheno Dzojar Dudáyev, asesinado mediante dos misiles rusos, las llamadas desde un satélite son fácilmente interceptables y marcan las coordenadas que permiten un ataque de precisión. Ese teléfono sería también el que permitió a Gadafi enviar sus últimos mensajes a la televisión Al-Rai, canal sirio propiedad del empresario iraquí baasista Mishan al-Jabouri.
Aviso de la OTAN
La versión oficial de la OTAN negó que sus aviones tuvieran conocimiento de que Gadafi viajaba en el convoy que salía de Sirte con dirección al desierto, pero según El-Obeidi toda la operación estaba perfectamente diseñada para tenderle una emboscada y «Francia parecía poco interesada en el trato que recibiría Gadafi una vez capturado, aunque animó a los milicianos a apresarle con vida», recoge The Telegraph en una exclusiva que se publicó 24 horas después de que el primer ministro durante el Gobierno de transición en Libia, Mahmud Jibril, revelara que un «agente» extranjero» estuvo involucrado en la operación, sin precisar la nacionalidad.
La semana pasada enterraron en Misrata a Omran Shaban, el hombre que capturó a Gadafi. Murió a consecuencia de las torturas sufridas por vecinos de Bani Walid, feudo leal al dictador que junto a Sirte fue uno de los últimos en someterse al frente formado por los rebeldes y la OTAN. Shaban fue secuestrado cuando pasaba por esa localidad, donde sigue habiendo población leal al exdictador que no dudó a la hora de vengarse.
El responsable de la captura de Gadafi formaba parte aquel 20 de octubre de la brigada llegada de la vecina Misrata que recibió el aviso de la OTAN sobre la puesta en marcha de un convoy de 25 vehículos que pretendía abandonar la ciudad. Ismael Taweel, uno de los líderes rebeldes en la operación, confesó a este periódico pocas horas después de los sucesos que «no nos dijeron que Gadafi iba en los coches, pero nos avisaron de que podía ser alguien importante quien iba en el convoy».
Después de tres semanas de asedio, la caravana salió al mediodía por la autopista de la costa, después de pocos kilómetros dejó el asfalto y se adentró en un campo de olivos por una pista de tierra en una zona llamada Silia. En este momento, cuando salieron de entre las casas, se produjo un bombardeo muy preciso. Muchos de los pasajeros perdieron la vida, pero un pequeño grupo salió huyendo e intentó buscar refugio entre los olivos. Entonces empezó el combate con los milicianos que los esperaban. Varias personas del convoy se escondieron en una tubería de cemento.
Después de abatir a varias de ellas, los milicianos vieron a un hombre armado con una pistola dorada, vestido de blanco y con botas de cuero negras. «¿Qué estáis haciendo?», les preguntó a los combatientes, que, sin perder un instante, se abalanzaron sobre él al grito de «¡Muamar, Muamar!». La noticia se extendió con rapidez y en cuestión de minutos una turba rodeaba al dictador y lo zarandeaba. A las pocas horas el cadáver de Gadafi era exhibido en público en un frigorífico del mercado de carne de Misrata.