Las componentes del grupo Pussy Riot, sometidas a una enorme presión para que se arrepientan
Una de ellas, según los abogados, se inclina por reconocer su culpa con el fin de obtener una reducción de la pena
CORRESPONSAL. MOSCÚ Actualizado:La decisión de la integrante del grupo punk ruso Pussy Riot, Ekaterina Samutsévich, de recusar a su abogada, Violeta Vólkova, por discrepancias en la estrategia de defensa, lo que a su vez provocó ayer el aplazamiento hasta el 10 de octubre de la vista de la apelación contra la sentencia a dos años de cárcel a ellas y a sus otras dos compañeras, es consecuencia de la enorme presión a la que están siendo sometidas con el objetivo de lograr que se arrepientan.
Así lo ha asegurado el letrado Nikolái Pólozov, que lleva la defensa de María Aliójina, otra de las condenadas por la irreverente “oración punk” en la Catedral de Cristo Salvador de Moscú pidiendo a la Virgen María que eche al presidente Vladímir Putin del poder. Según Pólozov, “existe una tercera fuerza que intenta escindir nuestra línea de defensa”.
El abogado ruso sostiene que a las tres chicas “las han enviado funcionarios y las ha amenazado con quitarles sus hijos. Se pretende echar abajo su postura de firmeza en cuanto a que insisten en que no han cometido ningún delito”. “Una de ellas se inclina por reconocer su culpa con el fin de obtener una reducción de pena y ser puesta en libertad condicional”, afirmó Pólozov a un grupo de periodistas a la salida del Tribunal Municipal de Moscú, en donde ayer debería haberse emitido un fallo en relación con el recurso presentado por Pussy Riot.
El papel de la Iglesia Ortodoxa
El domingo, el director Departamento de Información del Santo Sínodo de la Iglesia Ortodoxa rusa, Vladímir Legoida, pidió clemencia para las tres componentes de Pussy Riot, siempre y cuando se arrepientan de sus actos. Según sus palabras, “quien ha profanado un lugar sagrado debe mostrar su arrepentimiento”.
En una entrevista ofrecida por escrito desde la cárcel al rotativo polaco sensacionalista Super Express dicen no tener la menor esperanza de ser puestas en libertad. Nadie se apiadará de nosotras. Tal vez nos reduzcan unos meses la pena, pero seguiremos en prisión”, estima Samutsévich. Aliójina piensa lo mismo, pero no descarta que pueda producirse un “milagro”. Opinan que la Iglesia Ortodoxa es un “instrumento dócil” en manos del poder y son las autoridades quienes han ordenado condenarlas.
Samutsévich, Aliójina y Nadezhda Tolokónnikova, fueron arrestadas en marzo y condenadas el pasado 17 de agosto a dos años de reclusión por aparecer el 21 de febrero de este año enmascaradas y con sus guitarras eléctricas en la Catedral para implorar a la Virgen que proteja al pueblo ruso de Putin. Fueron acusadas de “gamberrismo motivado por odio religioso”.
Tolokónnikova dijo durante el juicio que “nuestra culpa es de carácter exclusivamente ético y no penal”. Según su declaración, “nos permitimos reaccionar de esa manera al lamentable llamamiento del Patriarca Kiril -cabeza de la Iglesia Ortodoxa rusa- para que la gente votase a favor de Putin”.