El Barça rompe la maldición benfiquista
Los azulgrana derrotan al equipo lisboeta y encarrilan la fase de grupos en la ‘Champions’
Actualizado:El Barça estrenó este martes su particular semana portuguesa con una victoria muy convincente en Lisboa ante el Benfica. El arranque de temporada del equipo azulgrana es incuestionable. Seis de seis en liga, dos de dos en Champions y la sensación de que con Tito el cuadro catalán puede que no sea tan preciosista, pero gana todo lo que juega.
Ante el Benfica, el conjunto 'blaugrana' hizo lo que se suele llamar un partido práctico, controlando a su rival y aprovechando las oportunidades en el momento adecuado: el primer gol llegó nada más empezar y el segundo, al inicio de la segunda parte para frenar el intento de remontada lisboeta. El Barça funcionó como un reloj suizo y ya puede pensar en el clásico del domingo que viene, en el que dejaría al Madrid muy tocado si logra ganar. Puede que el Barça no pueda contar con Puyol, que reapareció ante los lisboetas, pero volvió a caer lesionado, en esta ocasión por una luxación del codo.
El caso es que los azulgrana no habían ganado nunca en el estadio del equipo luso y lo lograron justo el día que Messi se enfrentaba al ídolo de su infancia, Pablo Aimar. Seguramente fue de forma inconsciente, pero de alguna manera el genio de Rosario le tributó un sentido homenaje a su icono infantil porque en el estadio Da Luz hizo lo que mejor solía interpretar el ‘Payaso’ de River Plate: las asistencias. Messi hizo de Aimar y se inventó dos grandes pases que sus compañeros (Alexis y Cesc) supieron convertir en gol. Esta vez no marcó. Aunque no hizo falta.
Arranque muy bueno
El Barça saltó al estadio lisboeta con la lección bien aprendida: dos extremos muy abiertos (en este caso Pedro y Alexis), que ensanchaban el campo para que entre Cesc y Messi pudieran entrar por el centro. Desde que Tito se hizo con las riendas del primer equipo, siempre plantea igual los partidos. De inicio arranca con cuatro atrás, pero dando plena libertad a sus laterales (Alba y Alves), que actúan de carrileros muy adelantados. El Barça salió a tocar y a las primera de cambio se encontró con un gol a favor. Gran jugada en la banda entre Xavi y Alba, el lateral de L’Hospitalet lanzó a Messi, quien apuró hasta el área pequeña desde donde centró hacia Alexis, que apareció solo por el centro. Magnífica ejecución y el partido no podía empezar mejor.
El 0-1 resultó balsámico, ya que frenó al Benfica, un equipo experto en jugar en función del calor que transmite su público. Este equipo está cargado de historia, la de los Eusebio, Chalana, Ricardo Gomez o Rui Costa, y eso se nota en la afición, que añora viejas gestas, que no acaban de llegar. Béla Guttmann fue el técnico que llevó a los lisboetas a lo más alto, tras ganar dos Copas de Europa, y cuando fue despedid,o lanzó una profecía que pesa como una losa en la camiseta roja: «Nunca volveréis a ganar una Copa de Europa», dijo. El Nostradamus del fútbol lleva 50 años atinando, y por lo que parece, seguirá estando en lo cierto al menos una temporada más. Porque el Benfica supo tutear al Barça, con sus armas, saliendo atrás, y tratando de lanzar contras muy rápidas, pero en ningún momento se le vio que podía inquietar a los azulgrana. Aunque en la primera parte el Barcelona no tenía el control absoluto del balón, los hombres de Vilanova fueron capaces de crear entre tres o cuatro ocasiones muy claras. El Barça no dormía tanto la pelota, si bien resultaba muy incisivo en el ataque.
Tras la reanudación, Jorge Jesús, maestro de la táctica en Portugal, trató de meterle más mordiente con la entrada de Martins. El Benfica introdujo más agresividad, a lo que el Barça respondió haciéndose dueño del balón. La consigna, después del descanso, fue dormir la pelota y buscar los huecos, que llegarían porque los lusos tenían que abrirse un poco más. El 0-2 llegó en el mejor momento. Messi cruzó media defensa portuguesa y le dejó un balón al borde del área a Cesc, quien fusiló a Artur. El partido se acabó con más de media hora por delante. Lástima que luego llegó la lesión de Puyol y la tontería de Busquets, que fue expulsado y será sancionado. En cambio, la nota positiva la puso Iniesta que reapareció con la vista puesta en el clásico.